Fotografía 43

13 2 0
                                    

Insignia de apoyo a Cedric Diggory durante el Torneo de los Tres Magos de 1994.

—No entiendo por qué nos estamos paseando con el frío que hace por los pasillos. Preferiría volver a los baños de prefectos, allí podremos estar calentitos en el agua.

—Deja de quejarte, Draco —le susurró Harry mientras seguía mirando el mapa.

Draco miró por encima de su hombro para ver lo mismo que estaba mirando Harry.

—¿Ves? No había nadie en el baño de prefectos y teníamos vía libre —señaló el rubio con el dedo—. ¿Por qué demonios estamos por aquí?

—Ahora lo verás. Cuidado, viene Peeves.

Harry empujó a Draco detrás de un tapiz. Peeves iba tarareando alegremente, mientras comentaba de vez en cuando la próxima broma pesada que haría a los de primer año. Luego pegó un chillido al cruzarse con el Barón Sanguinario, que había escuchado sus planes. Salió huyendo piso abajo y el fantasma de Slytherin siguió sobrevolando los pasillos tranquilamente, en dirección contraria de donde estaban Harry y Draco.

—Por los pelos —murmuró Draco.

—Sigamos —le apremió Harry.

Harry hizo oídos sordos mientras Draco seguía refunfuñando. Refunfuñaba, pero le seguía a todas partes.

—Por cierto, ¿no estás emocionado por el partido de quidditch? —preguntó Draco—. Será dentro de nada. Y estoy deseando poder machacarte. ¿Nos vemos después por la noche?

—Estaría bien. Si encontráramos un lugar seguro, claro está. Porque el pasillo ese del tercer piso y el baño de los prefectos no van a ser eternos. Ni seguros.

—Tienes razón.

«Un lugar donde poder reunirme con Draco...»

—¿Se te ha ocurrido algún sitio? —preguntó el rubio—. ¿Qué tal fuera de Hogwarts?

—¿No te has quejado hace un rato del frío?

—Oye, que mirar las estrellas también está chulo. Te podría enseñar cuál es mi constelación.

«Donde no puedan descubrirnos...»

—Creo que mejor lo dejamos para cuando haga mejor tiempo, ¿no? Por ejemplo para primavera.

—¿Y qué tal Hogsmeade? ¿No había varios pasadizos secretos? —Draco le miró de nuevo por encima del hombro, para asegurarse mejor en el mapa—. ¿Ves? Varias rutas. Podríamos ir por ahí.

—Es un pueblo enano. Cantaría demasiado que dos estudiantes de Hogwarts se pasearan en plena noche. Y tampoco creo que quieras ir a la estación de tren, ¿verdad?

«Un escondite donde no puedan molestarnos y estar tranquilos...»

—Me rindo. Piensa tú en algo. ¿Y qué estamos haciendo dando tantas vueltas? Por aquí ya hemos pasado tres veces y... Un momento. Harry, mira —Draco le paró en seco agarrándolo de la muñeca y señalando hacia una puerta—. Estoy segurísimo que hace unos momentos esta puerta no estaba aquí.

Harry celebró mentalmente que la Sala de los Menesteres hubiera funcionado. Notó el ligero perfume a limpio de Draco cuando este se inclinó de nuevo para ver en el mapa.

—¡No lo registra...! Vamos a mirar.

Y antes de que Harry pudiera fingir algo de precaución, Draco abrió la puerta. En cuanto el rubio asomó la cabeza, Harry le metió un empujón y cerró. Draco le miró con el ceño fruncido, pero contestó:

THEMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora