Anexo 7

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Draco y Astoria Malfoy.

—¿Estás seguro de esto, hijo?

En realidad estaba cagado de miedo por el futuro, pero respondió:

—Segurísimo. La amo, madre.

—De eso estoy segura, Draco, pero... ¿Por qué ella?

—Porque ella es la indicada. Es una gran persona y me ha ayudado mucho, madre. Se merece ser feliz.

¿Podría Draco hacerla feliz? Draco todavía se seguía atormentando con eso.

—Y no te lo discuto, Draco, pero...

—Tiene una buena educación, proviene de una buena familia sangre limpia, fue a Slytherin y es perfecta, madre. ¿Por qué tanta reticencia a estas alturas?

—Tu padre y yo creemos... creemos que hay mejores chicas ahí fuera. Ella es... es diferente a nosotros en cierta manera.

Draco captó lo que quería decir. Evitó suspirar y se giró a su querida madre.

—Voy a casarme con Astoria, mamá. Comparte los mismos valores que los míos y estoy encantado con ello. Y me gustaría que te alegraras en el día de mi boda.

—Sabes que me alegro un montón, cariño.

—Pues entonces quiero verte orgullosa, mamá. Estamos saliendo adelante, ¿no? Nuestra familia es fuerte.

—Claro que sí —dijo para darle un suave beso en la frente—. Disfruta de tu día, Draco. Te esperamos fuera.

Cuando su madre se retiró, Harry se apareció dentro de su habitación, asustándole.

—¡Por los calzones de Merlín, no hagas eso, Potter!

—Es que tardabas demasiado. Creía que te habías dado a la fuga. Y como auror, aquí estoy yo para impedirlo.

—Solo quieres una excusa para poder perseguirme.

—Y la verdad es que te estás resistiendo mucho. Un gran luchador.

Harry tuvo que esquivar un jarrón que le había sido lanzado directamente a la cara.

—Vete a la mierda, Potter.

—Ahora que te casas, podrías madurar un poco y dejar de llamarme por mi apellido, Draco.

—No quiero. No me da la gana.

—Vamos... Llamarme así suena tan... frío y distante...

—Solo somos amigos, Potter.

—Creía que...

—¿Todo sería igual que antes? —adivinó Draco—. Claro que no va a ser igual que antes. Ya no es lo mismo. ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?

Draco volvió a mirarse en el espejo, todo para evitar la verde mirada de Harry.

—¿Por qué me tienes tanto miedo? ¿Qué te impide abrirte de nuevo conmigo...?

—Dos apellidos y una guerra —zanjó Draco—. Y ahora, si me disculpas, tengo que asistir a mi boda.

Draco se marchó de la habitación, dejando atrás a Harry.

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—¿Ves? Yo fui un buen amigo y asistí a tu boda.

—No pude impedírtelo. Tenía demasiados frentes abiertos como para encargarme yo solo.

—Igualmente me habría colado —Harry se encogió de hombros.

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