Draco puso una mueca de asco al ver que Gryffindor ganaba por segundo año consecutivo por la mínima. Bueno, por la mínima no. Por culpa del viejo de Dumbledore dándoles cuatro cientos puntos en el último segundo para asegurar la victoria de los rojos. Al menos se librarían del inútil de Lockhart, que estaba totalmente desmemoriado por lo que le habían contado.
A Draco le hizo gracia ver la mueca de triunfo que puso el profesor Snape al enterarse de la noticia. Incluso la profesora McGonagall había expresado su extrema felicidad. Y eso que era la más recta del colegio. El profesor Flitwick hizo rugir a los leones de los estandartes y al que había más grande, provocando un estruendo tan grande que los demás alumnos chillaron con más entusiasmo.
Entre aquel tumulto, sintió un tirón en su bata verde y cuando quiso darse cuenta, ya había abandonado el Gran Comedor. Era increíble cómo nadie se había dado cuenta de que le estaban secuestrando. ¿Quizás porque era de Slytherin que les importaba una mierda si le pasaba algo? Cuando miró hacia atrás, se llevó un susto al ver allí a uno de los dos héroes de la noche.
—¡Harry...! —exclamó por inercia—. ¿A dónde demonios me llevas?
—No chilles. Tenemos que hablar.
El gesto de Draco se ensombreció ligeramente. Sí, él también tenía que hablar con Harry, pero tampoco quería. Cuidando de que nadie les viera escabullirse, decidieron que lo mejor era ir hasta el pasadizo que se habían adjudicado como suyo.
—Habla deprisa. No debemos levantar sospechas —le apremió Draco.
—Dobby... Tu padre...
—No hace falta que me digas nada. Lo he visto saltando en algún momento de la noche diciendo que tú le habías liberado —resopló Draco—. ¿Qué más?
—Averigüé... más cosas sobre el nombre de T. S. Ryddle. El verdadero nombre de Voldemort es Tom Sorvolo Ryddle.
Draco calló. Harry le miró sorprendido.
—¿Lo sabías?
Draco suspiró antes de apoyar la cabeza en la pared.
—Mi padre me lo dijo en una carta que luego quemé. Tan solo le mencioné el apellido diciendo que había visto ese nombre en uno de los trofeos y... me contó en confidencia que era el verdadero nombre del Señor Tenebroso. Por lo tanto, estabas sujetando el diario del Señor Tenebroso.
Miró a Harry, que parecía estar procesando todo.
—¿Qué ha pasado con el diario...?
—Solo... ya no existe. Lo he destruido.
Por una parte quería saber qué había ocurrido para que tuviera que destruirlo. Sin embargo, por otra, era mejor no preguntar. Tampoco quería saber cómo había llegado el dichoso diario del Señor Tenebroso a manos de Harry.
—Bueno, pues entonces todo ha vuelto a la normalidad, ¿no? —comentó Draco.
—Sí, supongo...
—Pronto empezarán las vacaciones de verano —dijo Draco.
Ninguno dijo nada más. Harry le cogió la mano a Draco y le colocó un papelito doblado. Draco le miró con extrañeza antes de mirar el lugar.
—Para que luego no te enfades con que no te he dado mi dirección. Pero intenta enviar a un ave más discreta. Tu búho real es... demasiado llamativo como para que descanse en mi ventana.
—Si me lo dices de esa manera, entonces no pienso enviarte ningún regalo —Draco arqueó las cejas, desafiante.
—Como si te acordaras de él —resopló Harry.
Draco le miró con indignación. Y también pensando que había hecho bien en quedar en Gryffindor de lo tonto que era.
—Tu cumpleaños es de conocimiento público, idiota. Cualquier mago te sabrá decir tu fecha de nacimiento.
Harry abrió los ojos sorprendido.
—No lo sabía.
—¿Acaso alguna vez sabes algo, Potter?
—Pues la verdad es que no sé tu cumpleaños.
—¿Tu cabeza estúpida la recordará?
Harry le metió un empujón a Draco, haciendo que el rubio se riera con malicia.
—El cinco de junio. Soy mayor que tú.
—En plenos exámenes —se horrorizó Harry.
—Algo malo tenía que tener yo.
Draco escuchó la risa de Harry. Quizás podía enviarle alguna que otra carta en verano a escondidas. Solo quizás. Y tal vez, si tenía suerte, se la podía mandar a través de Dobby.
Se decidió a buscar a Dobby al día siguiente.
Tapiz de la tercera planta de Hogwarts.
Scorpius frunció el ceño.
—¿Nadie veía raro tal cantidad de puntos hacia una sola casa?
—Dumbledore se inclinaba más hacia Gryffindor, eso estaba claro.
—Y también hacia tu padre, por lo que veo.
—Pero esa racha se terminó cuando llegamos nosotros —sonrió Albus, orgulloso.
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THEM
FanficLas fotografías siempre captaban el momento y quedaba retratado para la historia. Un álbum de fotos, en cambio, capturaba la historia en sí. Y así, mediante ese álbum de fotos tan bien escondido que encontraron, Albus y Scorpius pudieron ser testigo...