REGISTRO DE CASO #1 - UNA PIXIE PERDIDA

1.1K 127 17
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La ciudad de Rivershire solía recibir el amanecer con fríos vientos y crímenes sin resolver

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La ciudad de Rivershire solía recibir el amanecer con fríos vientos y crímenes sin resolver. La sangre manchaba cada nueva mañana los suelos que carecían de inocencia y las manos de los condenados, solo era cuestión de tiempo para que la verdad se desvelase, porque entre las calles de la cuna de la magia ningún secreto duraba para siempre

A no ser que fueras el encargado de los susurros que se esparcían de oreja en oreja.

Rezza Maleki presentó su credencial al oficial para poder cruzar el perímetro de seguridad cuando llego a la escena del crimen, ignoró a la prensa que fotografió su llegada, hambrienta de noticias y del titular para la mañana siguiente y continuó su camino hacia el interior de aquel hogar en medio de la ciudad. Lucas le recibió en la entrada y le indicó el camino, aunque tampoco fue difícil discernir donde estaba el cadáver.

Lo encontró nada más entrar y cruzar del recibidor hacia el salón principal. Estaba en el suelo, rodeado de sangre, astillas y barandales de madera, desparramado de una forma grotesca que ya por su experiencia le decía un par de cosas. Miró hacia arriba, donde el pasillo de la segunda planta carecía de las barandillas, miró a su costado, a las escaleras. Había caído.

Y sin embargo, tenía un cuchillo de cocina clavado en la espalda, acompañado de varias puñaladas. Rezza arqueó la ceja, se acercó, dejó su maletín a un lado y se puso a trabajar.

Los cadáveres le hablaban. No necesitaba magia, nigromancia o cualquier misticismo para ello. Su carrera como forense le había dado todas las herramientas para conseguir que la víctima contase su historia aun cuando ya estaba al otro lado, ese hombre no sería la excepción.

—¿Qué me dices de él? —preguntó el forense.

Lucas dio un par de pasos hacia atrás para darle espacio, sacó su tableta y comenzó a hablar.

—William Greyroad. Cincuenta y seis años. Está casado con Amanda Greyroad, ya la están entrevistando en otra sala —contó —. Lleva este hogar de acogida desde hace ya ocho años junto a su mujer, trabaja con servicios sociales. Fue apuñalado y lo lanzaron desde ahí arriba, una de las niñas lo confesó...ha dicho que fue ella. Por cierto, es una Cambiaformas.

El lobo que deseaba salvar a una mariposa herida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora