19. Es lo que hace estar enamorado

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Nunca imaginó que un fin de semana pudiera ser tan duro y darle un dolor de cabeza tan fuerte como ese

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Nunca imaginó que un fin de semana pudiera ser tan duro y darle un dolor de cabeza tan fuerte como ese. Por supuesto que fueron incapaces de descansar, Lucifer desciende los mantuvo trabajando todo el sábado y el domingo tampoco se salvó de ello. Mientras Rezza y Farra estaba en la morgue metiendo sus manos en una cavidad torácica y cortando segmentos de órganos, Enzo y Kali pasaron el resto del tiempo entrevistando a todos los miembros de la iglesia, incluida Hayley, la chica con la que Valentino salía.

Obtuvieron una gran pila de nada.

No había nada.

Nadie supo de Valentino por una semana entera. Ni Hayley. Lo que los llevó a la siguiente incógnita: ¿Dónde estuvo Valentino?

Esa era una pregunta que se encargarían de responder cuando hubieran descansado apropiadamente, pues el domingo en la noche llegaron exhaustos a casa y ni cenaron por lo agotados que se encontraban. Cayeron muertos para dormir de inmediato...aunque Enzo hablaba solo por él. Rezza no pudo dormir. El caso lo mantuvo despierto, entretenido.

Y como no pudo dormir, tomó la copia del informe de la autopsia para repasarlo otra vez. Valentino Arregaza había muerto por envenenamiento de acónito. Aunque su estomago, esófago, faringe y laringe estaban quemados por el polvo de plata, el cual también consiguieron en su estomago y pulmones, así que lo ingirió y aquello contribuyó a su sufrir. Por fuera no había heridas o muestras de maltrato más que las marcas de amarre en sus muñecas y tobillos, y la herida de la espalda por donde habían cosido las alas. Con hilo de sutura clínica, puntadas perfectas. Muy perfectas. Tanto como las de él. Y en realidad, no era la única sutura en el cuerpo, pues su abdomen y pecho tenían una también.

Sin embargo eso no fue lo peor, lo peor del caso era que faltaban órganos. Rezza había observado extrañado el cuerpo abierto y Farra se había vuelto loco cuando se dieron cuenta que en realidad faltaban el hígado y el corazón. Y la ironía de que justamente eso había comido Enzo en Ambrose le resultaba...perturbadora. Como fuese, Kali, Farra, Sutton, Enzo y él tenían el mismo pensamiento al respecto: debía ser alguien del área de la salud, pues tanta perfección en una sutura así, en la maestría con la que los órganos habían sido removidos solo podía ser explicado de una forma, pero ¿para qué?

Tantas posibilidades. Pero tantas dudas.

Y como no pudo dormir, aprovechó cuando ya fue lo suficientemente temprano para preparar el almuerzo de ese día. Con todo lo que ambos tenían por delante mejor tener el almuerzo listo, pues dudaba que Enzo pudiera salir a comer algo, y él no pensaba dejarse llevar tampoco, pues aún tenía cuerpos que abrir.

Terminó antes de que Enzo se despertara. Hasta el despertador sonó mucho tiempo antes de que Rezza pudiera escuchar a Enzo. En realidad, no escuchó a Enzo. Y ya eran las cinco y veinte. Decidió adentrarse en su habitación, lo encontró envuelto en sábanas y no pudo evitar sonreír. Se apoyó en la puerta, dejando que la luz del pasillo iluminara tenuemente la habitación.

El lobo que deseaba salvar a una mariposa herida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora