27. Job 38:11

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─¿Cómo que no tenemos suficientes pruebas?

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─¿Cómo que no tenemos suficientes pruebas?

Enzo preguntó aquello con la boca bien abierta y los brazos cruzados, Kali no podía creerlo. Sutton, frente a ambos en su oficina en la estación aquella mañana tampoco podía creerlo, pero tenía que aceptarlo. Que entendía la frustración porque él también la sentía, pero era el jefe.

─¡Tenemos un testigo! ─señaló furiosa Kali.

─Imparcial ─dictaminó el capitán ─. No estaba en sus cabales. Y no podemos hacer nada con un olor ¿con que excusa si a Kaufman no lo dejaban subir al piso?

─Todas las pruebas. Todas apuntan a él ─continuó Enzo─. Es Kaufman.

─Y sin embargo, no tenemos nada que lo conecte a las escenas del crimen. No tenemos armas homicidas y tampoco tenemos un motivo. Y mucho menos tenemos respuesta para la orden aun ─Sutton suspiró, desganado─. Esto me frustra tanto como a ustedes, pero no podemos tenerlo más de 48 horas sin nada de que acusarlo. Y si lo acusamos con eso, su abogado nos acribillará y estará fuera en un santiamén.

Enzo se dejó caer en el asiento con desgana, molesto y frustrado. Se masajeó las sienes, intentando pensar una solución. Pensaba que con el testimonio de Jules todo se aclararía, pero no era ni por asomo la solución, todo se complicaba mucho más.

─Entonces será mejor que le saquemos todo lo que podamos a Kaufman mientras aún está aquí ─dijo Kali ─. Aprovechemos que lo tenemos apresado. Presionémoslo.

─No va a hablar ─dijo Enzo─. Su abogado no lo va a dejar y él no quiere abrir la boca. Lo intentamos. No vamos a sacar nada de él sin importar que lo tengamos aquí toda la eternidad.

Enzo se había sentido tan bien cuando esposó a Nate Kaufman mientras le contaba que estaba arrestado. Se había sentido tan bien encerrarlo detrás de las rejas en la estación y luego pasar en la sala de interrogaciones un buen rato presionándole para que hablase...hasta que el abogado llegó y cerró la boca por completo. Y lo peor es que sabían que Sutton tenía razón. Abogados les habían tumbado casos con más pruebas que ese, no podían flanquear ahora. Necesitaban continuar investigando, pero tenía que ser rápido. Además, si Nate estaba tras las rejas era la prueba suficiente para saber que era El Artista: si él no estaba fuera, no deberían aparecer más cuerpos.

Pero si aparecían, volvían al comienzo.

─Volveré al hospital para hablar con Jules ─anunció Enzo─. Quizás pueda decirnos algo más luego de haber descansado apropiadamente ¿Lucas ha logrado averiguar algo más del chico?

Sutton tomó la carpeta del escritorio, lanzándola hacia los detectives.

─Julius Alexander Pierce. Diecinueve años recién cumplidos, nacido y criado en Plymouth y reportado desaparecido hace tres meses cuando su hermana mayor contactó a la policía diciendo que su hermano no había regresado a casa ─comenzó a contar Sutton, dejando que los detectives leyeran el archivo mientras él hablaba ─. Una semana luego sus padres confesaron que ellos lo echaron. La policía dejó de buscarlo por eso.

El lobo que deseaba salvar a una mariposa herida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora