7. Reminiscencia

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—Eres un verdadero idiota —los gritos de Kali hicieron a Enzo sentirse pequeño, pero la náyade no hacía más que regañarlo desde que abandonaron La Torre de Babel cuando éste fue a buscarla, anunciándole que Rezza había escapado.

Kali no dejaba de recriminarle, y Enzo no dejaba de sentirse culpable.

—¡¿Cómo pudiste dejar que se fuera solo?!

—¡Él no me quería cerca! —intentó defenderse, y no sabía si prestarle más atención a las vías por donde conducía, o protegerse de los golpes que sabía que Kali le iba a dar si continuaba dándole excusas baratas.

La mujer se pasó las manos por el cabello, había vuelto a su aspecto humano luego de salir del bar, pero parecía un monstruo con la rabia.

—¡Él nunca quiere a nadie cerca! —expresó Kali —. Es por eso que debemos estar cerca de él.

—¿Y qué demonios debía hacer entonces?

—¿Seguirlo? —alzó la ceja —. ¡Dios, Enzo! ¿Quién sabe qué hará ahora? Al menos estaba con nosotros, digo ¡Tenemos armas para defenderlo si pasa algo! ¿Él que tiene? ¿Un humor de mierda? A veces me das tantos dolores de cabeza, eres malo para mi salud, mi fisiólogo me va a prohibir verte.

—No seas exagerada, estará bien. Es un hada, las entrenan desde pequeños para ser soldados.

—¡No podemos estar seguros! —y ahí estaba el golpe, Kali le dio un puñetazo en el brazo y la verdad es que a Enzo no le hizo ni cosquillas, pero no dijo nada —. Ahora conduce, y será mejor que ese olfato tuyo no falle, porque como no encontremos a Rezza, me las vas a pagar.

Enzo le miró de reojo. Joder, que miedo le daba Kali cuando se molestaba.

Bajó las ventanas del auto y dejó que el aire impactara con su rostro y aspiró hondo, buscando en el ambiente la escancia del pequeño forense, la captó de inmediato, tenue entre los aromas de la ciudad y la contaminación, pero ahí estaba, así que siguió el camino a donde éste le llevaba, aunque creía saber donde estaba sin necesidad de rastrearlo de esa manera. Si no se equivocaba, Rezza debería estar yendo al Fairy Folk.

El lobo que deseaba salvar a una mariposa herida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora