CATORCE - CASTILLO DEL ATARDECER

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Algunos sueños pueden ser tan perturbantes para dejarte un "mal sabor de boca" durante todo el día siguiente, ese tipo de sueños que no haran más que atormentarte preguntandote ¿Qué tan real puede ser?

Viserra sentia el cuerpo caliente, atormentada por sus sueños e incapaz de despertar... no estaba segura de lo que veía, las imágenes y sentimientos eran muy rápidos, pero recuerda escuchar los gritos y llantos de Amaela (muy repetidamente), escuchaba una distante e inaudible discusión entre ella y su padre, a Viserion diciendole que todo estaria bien, la voz de Aemond, la risa de Aegon y el llanto de un bebé.

Por fin abrio los ojos tomando una bocanada de aire y apresurandose a sentarse sobre la cama mientras dejaba pasar el temor que le provoco sus sueños.

-¡Hey, tranquila, tranquila! Estas a salvo - dijo Aemond tratando de calmarla mientras la tomaba de los brazos.

Viserra miro todo a su alrededor mientras hacia su mayor intento por tranquilizarse. "Fue solo un sueño, fue solo un sueño" se repitio en sus pensamientos, estaba a salvo y comenzo asimilarlo. Esos no eran sus aposentos de Kings Landing, pero sin duda era la habitación de un castillo ¿Pero cuál de todos?

La verdadera pregunta era ¿Qué hacia Aemond ahí? sentado en un taburete junto a su cama, como si paso la velada entera a su lado... pronto la intriga paso y de nuevo se sintio preocupada.

-¿Aegon? - pregunto Viserra temerosa y agitada.

-Esta bien - advirtio Aemond tomando asiento - lo convenci de que fuera a tomar un baño, paso todo el día aquí.

-¿Y tu qué haces aquí? - Viserra estaba confundida como desconfiada.

-Se dice "gracias" por cuidar de ti.

-No necesito que me cuides - agrego Viserra de mala gana y sintio un pinchazo en el abdomen.

Se levanto la camisa a la altura del busto y cuando miro hacia abajo vio parte de su abdomen vendado y curado, aunque habia una leve mancha de sangre.

-¡Oh por todos los siete! - dijo Aemond poniendose de pie y dando media vuelta.

-Es solo sangre - murmuro Viserra acomodando el vendaje.

-No le temo a la sangre... - dijo Aemond dandole la espalda - puedo ver tu... ¡Tienes que cubrirte!

Viserra rio entre dientes.

-Es el cuerpo de una mujer al descubierto ¿Acaso nunca has visto uno? - pregunto burlonamente.

Aemond no contesto siguio dando la espalda y cubriendose el costado de su rostro con una mano, su silencio lo delato, así como la pena que sentia de admitir que nunca habia visto una mujer desnuda y por un momento Viserra se sintio mal por haber preguntado tal cosa.

De pronto todo se torno oscuro y las paredes del castillo vibraron, Viserra se espanto al instante buscando sostenerse del colchon de la cama, pero el temblor solo fue por un segundo y la luz del día volvio a iluminar el entorno. 

-Tu bestia no ha dejado de sobrevolar el castillo - agrego Aemond aun de espaldas - no puedo esperar a escuchar lo que mi padre tiene que decir al respecto.

-¿Respecto a qué? - Viserra sonaba molesta - y ya puedes voltear, te prometo que solo me veras los brazos. 

Aemond suspiro mientras su paciencia se le agotaba y lentamente se giro hasta Viserra. 

- Primero que dejaras Kings Landing sin su permiso, que intervinieras en la batalla... - el principe enlistaba los motivos.

-Si, de nada por eso. 

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