REIGN OF TERROR

TREINTA - FRENTE A LOS SIETE.

No habia dudas lo distinto que seria una boda de la otra, no solo en el sentir de la princesa, también en el clima. Desde muy temprano comenzo a llover, cubriendose el cielo de nubes grises sin dejar espacio para el más minimo rayo de sol, la lluvia provoco vientos helados y que la mesa del banquete se moviera al interior del castillo - pues pensaban llevarlo a cabo en los jardines - Viserra desperto sin una pizca de emoción, estuvo en silencio en todo momento que la atendieron, unicamente escuchando el sonido del a madera crujir al ser consumida por el fuego de la chimenea.

No hubo sonrisas e ilusiones como en su primera boda, solo un sentimiento de vacio en su pecho. Muchas veces los ojos se le cristalizaron de recordar a Aegon, de sentirse culpable de casarse con Aemond, de simplemente darse cuenta que estaba por tomar un segundo esposo, un hombre con el que se habia llevado fatal toda su vida.

Esta vez se rehuso a tener la compañia de Aliandra o de su madre, no deseaba tener a alguien cerca diciendole lo hermosa que lucia o tratando de animarla, porque no queria sentirse animada... solo queria seguir disfrutando el silencio del momento.

Estaba sentada frente a su tocador, disociando mientras las sirvientas la peinaban, entonces Viserra noto el peinado que le hacian: una diadema de trenzas con broches de esmeralda.

-¿Qué carajos es esto? ¿De dónde han sacado estos broches? - pregunto Viserra.

Las sirvientas rápidamente retiraron las manos del cabello de la joven.

-De la reina, princesa... ella nos lo dio para que la peinaramos.

-No los quiero - Viserra se arranco los broches destruyendo el peinado - ¡No quiero nada verde!

-Pero... - hablo una de ellas.

Viserra lo noto ¿Cómo pudo no haberlo visto todo ese rato? ¡Era odioso! Su vestido de bodas era terrible - al menos eso pensaba ella - el vestido estaba colgado sobre el cambiador, era un vestido color beige brillante - la misma tela del anterior - de mangas largas y con la estrella de las siete puntas bordada en el pecho con hilo verde.

-Malditos Hightower - murmuro Viserra en desagrado y se puso de pie - no voy a usar eso.

-Princesa, pero es el vestido que su alteza ha...

-¡NO ME IMPORTA! - grito Viserra - ¡Sacalo de mi vista ahora mismo o lo lanzare al fuego!

La sirvienta se quedo inmovil, no sabia si obedecer a la princesa - a sabiendas que la reina se molestaria - o si seguir tratando de convencerla de usarlo.

-¡AHORA! - insistio Viserra.

El vestido fue retirado de inmediato, mientras la duda permanecia ¿Qué usaria Viserra para la boda? pero aun así ninguna de las sirvientas fue lo suficiente valiente para preguntar. Una vez que su respiración comenzaba a normalizarse, Viserra tomo asiento de nuevo frente al tocador.

-Empiecen de nuevo - ordeno la princesa.

*

En el interior del septo de la Fortaleza Roja, no habia más que el rey, su esposa, el principe Daeron, la princesa Aliandra, Lady Amaela, Ser Viserion y lady Lelia Lannister. Por fuera del septo esperaba el padre de la novia, con las puertas cerradas detrás de él, Lord Gaemon caminaba ansioso de un lado a otro al ver que su hija estaba tarde e incluso ya habia enviado a dos caballeros a buscarla temiendo que Viserra se hubiese fugado.

Gaemon no era el unico ansioso, el principe Aemond comenzo a sudar, pues habian pasado casi treinta minutos y no habia rastro de Viserra. No la culpaba de huir - si las cosas fuesen así - ¿Cómo podria ella querer casarse con el? Era evidente el desagrado de Viserra hacia el principe y sobre todo el dolor que cargaba por la muerte de Aegon.