CUATRO - SU ALTEZA

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El rey Viserys I Targaryen, estaba por cumplir su onomástico número cincuenta y uno, por esa razón la celebración duraría tres días iniciando con un banquete, al día siguiente un torneo y finalizando con una cacería en el bosque del rey. Los lords de las tierras de corona y entre otros de grandes casas hicieron el viaje hasta la ciudad capital para unirse a la celebración.

Cuando la noche cayó, Viserra podía escuchar desde sus aposentos la música, el parloteo de los invitados y los pasos apresurados de la servidumbre. Sus damas la asistieron, Viserra llevaba un vestido rojo como la sangre con algunos detalles dorados, un collar de oro y rubíes, el cabello medio rizado adornado con pequeñas trenzas y broches de rubies a juego.

Una vez lista y presentable, las sirvientas la dejaron sola. Viserra se quiso tomar unos minutos antes de salir y enfrentarse a la odiosa celebración. Se recargo con ambas manos sobre la mesa del vino mientras tranquilizaba su respiración y nervios, para después servirse una copa y beber de ella hasta el final.

Salió abriendo ambas puertas de su habitación, las cuales se cerraron por si solas cuando Viserra dejo de sostenerlas. El pasillo estaba oscuro, los sirvientes estaban tan ocupados que poco se concentraron en prender las antorchas y velas que iluminaban los pasillos del Torreon de Maegor. Pero eso no le importo a Viserra, no era fácil de asustar y siguió caminando para ir a la celebración.

No había recorrido ni dos metros desde la puerta de sus aposentos cuando sintió a alguien jalándola de la cintura y acorralándola contra la pared más cercana. Fue la luz de una de las pocas velas encendidas la que revelo al identidad del hombre misterioso: Valerion Targaryen.

Viserra sonrío ampliamente, no veía a su tío desde hace cinco meses - pues Valerion, a contrario de Viserion, si iba seguido a Poniente a visitar a la familia - estaba tan apuesto como siempre, vistiendo de negro, con su mechones azabaches cubriéndole la cara creando una tensión y misterio.

Valerion era un caballero temido, osado, seductor y rico, muy rico - esto gracias a la madre de Amaela, que al morir dejo su fortuna a su esposo - y más que eso, era el amante de Viserra.

-¿Va tarde, princesa? - murmuro Valerion observando con detalle el rostro de su sobrina.

Unicamente el le llamaba princesa, pues en si Viserra no era una princesa legalmente, al menos hasta que se casara con un príncipe o que su padre se convirtiera en rey.

-Me esta haciendo llegar tarde, Ser-  contesto Viserra seductivamente sin quitar su mirada de los ojos violetas de Valerion.

Pronto sintio la mano de Valerio sobre la tela de su vestido, especificamente por la parte del busto.

-Los Dioses han tenido compasión de ti esta noche, e llegado justo a tiempo para que tengas con quien bailar.

-Se me ocurre un par de cosas más divertidas para hacer contigo que simplemente "bailar" - contesto la joven mordiendose el labio.

Valerion llevo su mano a la mandíbula de Viserra haciendola elevara la cara, para que el pudiera besarle el cuello. La joven no pudo contener sus gemidos tan pronto sintió los labios de Valerion rozando su cuello, Valerion estaba haciendo su mayor intento por contenerse, pero todo dentro de él le decía que llevará Viserra de regreso a sus aposentos y la hiciera suya como aquella noche que tomo su doncellez.

Desde hace tres años ocurrían "encuentros" entre estos dos. Una noche Gaemon, Lelia y Viserion habían viajado a Casterly Rock por el cumpleaños de Jason Lannister, cosa que Viserra desconocía y fue a visitar a sus padres a Roca Dragón encontrándose únicamente con su tío Valerion. Viserra ya no era una niña, la diferencia de edad entre ambos no era mucha y siempre se habían mirado con deseo, así que las cosas se dieron y se repitieron por los años consecuentes.

REIGN OF TERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora