TREINTA Y DOS- UNA NOCHE EN ROCA DRAGON.

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Los meses pasaron y en cada uno el vientre de Viserra crecia justo como su entusiasmo por conocer a su bebé. Pasaba largos ratos frente al espejo admirando su pancita y adoraba que Aliandra o Gargyla la tocaran, su condición ahora le impedia salir a las calles de Kings Landing - era demasiado riesgoso y Viserra lo reconocia - por lo que veia menos a Gargyla, pero al menos estaba tranquila al saber que Gargyla recuperaba su poder como contrabandista.

Viserra seguia "escapandose" todas las tardes para ver el atardecer desde la rocas y - con el consentimiento de la princesa - una vez que el sol se ocultaba, Aemond pasaba por ella para escoltarla a su habitación. Con frecuencia cenanaban juntos - ya sea en los aposentos de ella o el - reian juntos, hablaban de antiguos jinetes de dragon, teorias que tenian cada uno sobre la antigua Valyria y de sus autores favoritos. De vez en cuando, después de la cena, Viserra se quedaba a leer con Aemond y cuando el sueño le ganaba dormian en la misma habitación, pero no en la misma cama. Aemond adoraba cuando eso pasaba, tener que cargar a Viserra - dormida - en sus brazos hasta la cama y arroparla con las sabanas. No eran el matrimonio que todos esperaban, pero eran amigos, se tenian uno al otro y se hacian sonreir mutuamente... las cosas iban mejorando, pero aun así Viserra lloraba la muerte de Aegon.

Lord Gaemon Targaryen estaba por cumplir sus treinta y nueve años, por lo que dio un banquete en el salon del trono de Roca Dragón, invitando a sus aliados y más leales vasallos. La princesa Viserra y el principe Aemond tambien asistieron, recibiendo los buenos deseos de todos por su futuro vastago. Lady Amaela y Ser Viserion Targaryen hicieron su primera aparicion como marido y mujer, apenas y tenian dos semanas de haberse casado - una boda igual de triste y gris como la de Aemond y Viserra - cuando Viserion vio que todos felicitaban a Aemond por el embarazo de su esposa, Viserion recalco que el también ponia su esfuerzo en crear un vastago y uno que si tendria algo que heredar.

La cena no resulto ser tan mala como Aemond y Viserra esperaban, ambos les parecio sorprendente como Lord Gaemon le interesaba charlar con su yerno y lo fluidas que eran sus platicas. Aun así Aemond no olvidaba el incongruente rencor que su suegro le guardaba a su padre, la mirada envidiosa y la manera en que a veces lo desafiaba, pero unicamente por Viserra dejo pasar todo esa noche.

Ambos durmieron en cuartos separados - como era de costumbre - pero no sin antes leer junto a la chimenea, una vez que el sueño comenzaba a ganarles se despidieron con un beso en la mejilla y Aemond regreso a sus aposentos.

Viserra se removia en la cama, sudorosa y atemorizada por sus sueños... habia pasado bastante tiempo desde que tuvo ese horrible sueño: los gritos de Amaela, el llanto de un bebé, los quejidos de Aegon, el sonido de unas gotas, esta vez vio Harrenhal y una mujer de cabello largo y ojos verdes, vio el lago de Ojo de Dioses pintado de rojo, el rugido de los dragones, espadas chocando y su padre sobre el trono de hierro.

Se desperto agitada y confundida, sentandose en la cama mientras trataba de controlar su respiración, pero se encontro a su hermano sentado en la cama.

-¿Estás bien? - pregunto Viserion preocupado tomandola de las manos.

Viserra respiraba bruscamente observando la habitación a detalle y tratando de dejar sus sueños atras. Poco a poco su respiración se normalizo y entonces asintio en respuesta.

-Quiero que me acompañes - dijo Viserion tomandola de la muñeca y jalandola de la cama.

-¿Dónde? - pregunto Viserra rehusandose.

-¿Por qué eres así? - Viserion la miro con desagrado - ¿Acaso no soy importante para ti? Ya no eres como cuando eramos niños, ibas a donde sea conmigo.

-Porque ya no somos niños, Viserion.

-Pero soy tu mellizo - recalco el joven - y te necesito Vis... por favor.

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