Día 14.8

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En el reloj de la vida, dueño soy de mis horas, Egoísta con mi tiempo, sin concederlo a cualquiera, Pues hay almas insensatas, y bocas que sonoras, No merecen la danza de mi vida placentera.

Consciente de mi valía, protejo mi esencia, No otorgo mis momentos a quien no los valora, Preservo la armonía, en mi propia existencia, Y a aquellos que me nutren, les abro mi aurora.

En el jardín de amistades, siembras con mesura, Para flores sinceras, cálidas y verdaderas, Descarto los caprichos, las mentiras y pavura, Y el tiempo solo entrego a las almas duraderas.

Sé egoísta con tu tiempo, pues es tesoro divino, No malgastes sus minutos, ni en vanas palabrerías, Vive con plenitud, cada instante es peregrino, Y comparte tu tiempo con quienes merecen alegrías.

Así en este viaje, con amor y discernimiento, Tus días serán colmados de autenticidad y calma, Y en la danza del tiempo, hallarás el firmamento, Donde brillan estrellas, que iluminan tu alma.

Diario de un poetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora