Pasé días conversando con Takeshi y decidimos vernos en un lugar que concuerda en ambos lugares, el centro comercial. Llevo mis apuntes y a la hora acordada él llega.
Antes de charlar sobre el "Fenómeno de choque" que es como lo bautizó Azariel, pasamos un rato agradable caminando, visitando tiendas y comiendo algo rico. Me hubiera gustado que me llevara a comerme el postre pensé, pero de momento había cosas más importantes que esclarecer.
Nos sentamos en un patio de comidas y sacamos nuestros apuntes.
Al cabo de unas horas solo tenemos bien definido lo siguiente:
-La página no tiene un servidor claro en ambos mundos.
-El creador está desparecido.
-El algoritmo hace que si llegas a entenderte con alguien del otro lado puedes ser capaz de pasar hacia ese otro mundo sin nada más que un mareo.
-Solo si tienes algo importante en este lado eres capaz de regresar.
Cerca de la noche, algo coqueto Takeshi me pregunta si quisiera hacerle algo de compañía. No quiere que me vaya a casa hoy. Y la verdad es que yo sí quiero estar un poco más con él. Le escribo a mi madre diciendo que estaré en una fiesta y me pongo en marcha, con algo de suerte sí habría una fiesta.
Nos dirigimos a su casa y ascendimos a la terraza. La ciudad bajo el cielo rojizo ofrecía una vista cautivadora, llena de misterio y belleza. La escena era hipnotizante, especialmente al observar el resplandor carmesí en los ojos de Takeshi, que revelaba algo inusual y poco humano en él. A pesar de ello, en ese instante solo deseaba estar a su lado.
Takeshi me entregó una taza de chocolate caliente. Realmente apreciaba la vista y su compañía, y deseaba poder quedarme más tiempo, pero sabía que no era posible.
Se acercaba el momento de regresar a casa. La rutina se repetía como antes, aunque por ahora era inevitable.
"El punto es que te quiero", pensé, y él respondió con un beso como si pudiera leer mis pensamientos. El beso me sorprendió, pero cerré los ojos y me sumergí en un beso dulce y apasionado al cual correspondí. Al finalizar, Takeshi se ofreció a llevarme a casa, resultando ser una transición entre realidades mucho más sencilla que la vez que tomé un taxi e intenté hacerlo por mi cuenta.
Aún sentía como si algo importante se me pasara por alto; sin embargo, sentí la noche más mágica que las veces anteriores, me despido de Takeshi con un beso y veo cómo su auto desaparece sin más al irse alejando.
Apenas ingreso a mi casa mi teléfono empieza a sonar. Al parecer Az había descubierto algo importante sobre la tal "Umeko".
《Fin del capítulo 8》
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Silky, caída hacia el mundo irreal
Teen FictionHabía pasado ya un tiempo desde que me alejé de todo para refugiarme inclusive de mis propios pensamientos. La absurda monotonía de este gris mundo me asfixiaba poco a poco al punto de que el solo hecho de despertar me resultaba completamente agota...