Había pasado ya un tiempo desde que me alejé de todo para refugiarme inclusive de mis propios pensamientos.
La absurda monotonía de este gris mundo me asfixiaba poco a poco al punto de que el solo hecho de despertar me resultaba completamente agota...
Abrazo y comparto un beso con Takeshi antes de dirigirme a ver cómo seguía Az.
Al subir Aiko se encontraba afuera de la habitación.
-Tu amigo ha despertado. Se sorprendió de estar aquí. Traté de hacerle entender que está a salvo, pero creo que será mejor que tú hables con él a solas.
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-Está bien. Yo hablaré con él.
Al entrar a la habitación Azariel se encontraba meditando como si tuviese que escapar de aquí. Hasta que logra darse cuenta de que estoy frente a él y se sorprende.
-Silky. ¿Podrías decirme por qué carajos estás en Jinko?. ¿Tienes siquiera idea de las cosas que pasan en este lugar?.
-¡Cómo no querías que esté aquí si me citaste y desapareciste!. Fui a tu casa. Tu mamá está preocupada. Al menos la mía piensa que estoy de viaje.
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-¿Fuiste a mi casa?.
-Sí. Vi tus apuntes y deduje que algo había pasado que te trajo a Jinko.
-Cierto, Umeko. ¿La conoces?. Debo ayudarla.
-¿La reina?. Ella no es la que te dejó en ese estado. ¿Por qué deberías ayudarla?.
-Ella jamás me haría nada malo. O al menos no conscientemente. Silky, encontré al creador.
-¿Al señor Mirai?.
-Sí, el rey de este mundo es Mirai.
-Es un vampiro también. ¿No?.
-No. Él ha envejecido y aún es un humano. No sé bien cómo es posible que luzca tan viejo habiendo pasado solo quince años o cómo es que se volvió el rey vampiro sin ser uno siquiera. Solo sé que controla a la reina de alguna manera y precisamente por eso es que no cuestionan su autoridad.
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