Había pasado ya un tiempo desde que me alejé de todo para refugiarme inclusive de mis propios pensamientos.
La absurda monotonía de este gris mundo me asfixiaba poco a poco al punto de que el solo hecho de despertar me resultaba completamente agota...
-¿Señor Azariel?. Hubo un ataque en una zona aledaña al club, violando así la zona neutral.
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-¿Se trata de Takeshi?. Silky dijo que él se había quedado a pelear con una enemiga.
-Sí, él y una señorita del Grupo Komori presentan quemaduras de fuego y hielo. Pero estarán bien ya les estamos dando un tratamiento apto para vampiros híbridos. Ellos son más sensibles a las heridas graves.
-No se lo digas a Silky aún. Por favor. Sé que está preocupada, pero esto puede que la haga sentir culpable.
-¿Está seguro?.
-La verdad no, pero ella ya ha sufrido bastante, yo veré a Takeshi. Cuando se mejore yo mismo le diré a Silky. ¿Alguna otra cosa que deba saber?.
-Le recomiendo hablar con la señorita Komori. Se encuentra en las oficinas de atrás en el área médica.
-¿Tienen una clínica aquí?.
-Por supuesto. En un local social al que asisten vampiros suele ser necesario este tipo de medidas.
-Eso me parece genial. ¿Podrías llevarme?.
-Claro, acompáñeme por favor.
Azariel y Joseph caminan hacia la parte medica, tal como dijo el rubio caballero, Takeshi estaba siendo atendido, de momento el dormía. En la habitación a lado de él una hermosa pelirroja con ropa que pareciese estar hecha de oro puro se hallaba velando el sueño de una diosa de ébano.
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Joseph toca la puerta y aquella señorita asiente con la cabeza para permitir nuestra entrada.
-Señorita Komori, ¿La señorita Yorobi se encuentra mejor?.
-Joseph. Sí, ella se encuentra estable. Disculpa, ¿Quién es él?.
-Sí, señorita. Disculpe, este caballero es el señor Azariel.
-¿Azariel?.
-Azariel Matsutora, mucho gusto.
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