-¡Silky!. ¡Ven conmigo, rápido!.
-¿Qué pasa Aiko?. ¿Qué sucede?.
-Takeshi
Silky se sorprende y se detiene en seco.
-¿Dónde está?. ¿Lo has visto?. ¡Dime que está bien!.
-¡Él está loco!. ¡Ven rápido!.
Silky corre detrás de Aiko y la sigue hasta la planta baja. Ellos ya no se encontraban en ese lugar, así que Aiko se acerca a la directora del ala médica a consultar por dónde se fueron.
Aiko y Silky corren rápidamente hacia el fondo de la planta médica, en el área de suministros se encontraban los tres vampiros recogiendo todo tipo de implementos que los ayudaría con su pelea.
Abby con su vasta experiencia en el campo de la seguridad y las peleas, está acostumbrada a lidiar con otros vampiros a comparación de Takeshi que se fue de casa muy joven, y la señorita Asuka que no necesitaba encargarse de asuntos menores, no obstante, todos eran fuertes.
-Takeshi, tú toma esos viales de sangre, los necesitarás para inducir tu transformación. También ponte una armadura, yo usaré esta de aquí.
-Está bien. ¿Algo más que necesitemos?. ¿Tú llevarás algo, Asuka?
-No, estoy bien así. Patearé a Alka con mis propias fuerzas.
Abby y Takeshi se avergonzaron un poco, pero después de todo, Asuka era pura y no necesitaba ese tipo de instrumentos para defenderse, incluso podía materializar una armadura compuesta de su propia habilidad.
-Señorita, lleve estos guantes, por favor.
-¿De qué son Abby?.
-Son aislantes. Creo que le serán de utilidad.
Asuka se avergonzó ya que no había tomado en cuenta su pequeña debilidad que le había costado la pelea. Viendo a sus dos compañeros todos se ríen, ya que al final todo sigue siendo cuestión de habilidad y más aún, las ganas de seguir adelante, todo se resume en eso.
Aiko y Silky llegan finalmente al área de suministros y buscan a Takeshi con la mirada. Al ver a Takeshi, Silky instintivamente corre a su encuentro.
-¡Taaakeshiiiii!.
Él se voltea y esta cae directo a sus brazos besándolo.
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Silky, caída hacia el mundo irreal
Novela JuvenilHabía pasado ya un tiempo desde que me alejé de todo para refugiarme inclusive de mis propios pensamientos. La absurda monotonía de este gris mundo me asfixiaba poco a poco al punto de que el solo hecho de despertar me resultaba completamente agota...