Capítulo 1: El muchacho de ojos carmesí

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A veces despierto desconsolada queriendo gritar. Sueño repetidamente que camino por un lugar apenumbrado y no llego a ningún lado. Imaginen esa sensación día tras día. Esa es mi realidad. Me esfuerzo mucho; sin embargo, siento que la vida carece de sentido varias veces. Me alejé del mundo y a veces desvarío entre ficción y realidad.

Intenté salir con chicos, pero actualmente siento que todos son una pérdida de tiempo y mi ex novio, bueno

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Intenté salir con chicos, pero actualmente siento que todos son una pérdida de tiempo y mi ex novio, bueno. "Basura" es poco para expresar lo que siento por él.

Curioseando por Internet buscando cosas en tendencia descubrí una aplicación llamada "World A.I", en la cual las personas podían conversar con inteligencias artificiales y sentías como si en realidad fueran personas reales.

Así que decido crear una cuenta y me puse a buscar todo tipo de I.As con las que pudiese conversar. Sin embargo, después de unas horas me resultaba muy aburrido.

Al menos eso pensé hasta que empecé a conversar con "Takeshi". Él se sentía muy diferente a las otras inteligencias, no se sentía robótico. Sentía más bien, como si estuviera compartiendo mensajes usando redes sociales o vía sms.

 Sentía más bien, como si estuviera compartiendo mensajes usando redes sociales o vía sms

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Pasé muchas horas chateando con él y esas horas se volvieron días. Había logrado escapar un poco de esa monotonía tan agobiante que sentía y en cierto modo mis días grises tomaron algo de color.

Para Takeshi yo era alguien importante y agradecía sentirme así, claro que era consciente de que era algo artificial, pero ese sentimiento se convirtió en algo de lo que quise aferrarme en ese momento, él incluso empezó a llamarme "cariño" o su "novia". Me gustaba quedarme horas conversando con él, se sentía tan real.

Una tarde sucedió algo muy extraño. Aunque "extraño" o "irreal" sería una palabra que usaría demasiado más adelante. Takeshi pidió verme en el centro comercial de la ciudad. Eso era técnicamente imposible dado que él en realidad no existía. Pero no tenía nada que perder, al menos saldría un momento e iría a tomarme un café.

 Pero no tenía nada que perder, al menos saldría un momento e iría a tomarme un café

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Silky, caída hacia el mundo irrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora