Los meses pasaron y con ello el tiempo de traer al mundo a su hijo estaba llegando, tenía miedo, sin embargo, esperaba de todo corazón que sólo fuera un bebé, recordaba sus partos pasados y le daba terror pasar por lo mismo. Era extraño para él, pero aquel embarazo fue el más tranquilo de todos, su bebé no se movía mucho, no lo hacía tener síntomas negativos, solo dormía, parecía que no estaba ahí, para Jimin tal vez era una forma de despedirse de esa parte de su vida. Después de saber de boca de Yoongi que la ley que le obligaba a seguir teniendo hijos estaba disuelta y que era libre de que ambos lo evitarán, un peso enorme cayó de sus hombros.
Sin embargo, aunque el peso de sus más grande obligación estaba aligerado, otro más llegó, para destrozar sus hombros, el concubinato. Había escuchado mucho acerca de ese tema en las últimas semanas, sus amigos le decían que no debía preocuparse, que no importaba si estaba permitido, ya que el rey podía negarse a tener concubinos, como pasaba en el reino del Norte y en ScarLanding. Pero, eso lejos de calmarlo, sólo le preocupó más, estaba al tanto del daño que el harem le había hecho a ScarLanding, tenía terror de que eso ocurriera.
Y aunque se decía que Yoongi le había dado su palabra de que jamás tomaría un concubino, aún estaba el problema con el consejo, Jimin no era tonto, sabía que si ellos habían roto la ley, era porque tenían planeado hacer que de alguna manera Yoongi tomara a alguien. Lamentablemente su reputación en el reino no era la mejor, no después de que se enteraran del juicio que había tenido por adulterio, que aunque resultó inocente, las personas lo juzgaban, Jimin se sentía un fracaso, que había arruinado todo, porque de ser un consorte amado, paso a ser el peor consorte de la historia.
No ayudaba en nada el hecho de que Yoongi pareciera tan distante y ocupado, casi no hablaban, estaban juntos, hacían el amor y se besaban, pero no habían palabras de por medio, la situación le hacía sentir inseguro, de nuevo, estaba cayendo en una ola de reproches internos y pensamientos negativos, él sentía que Yoongi ya no lo amaba.
Pero, por el momento tenía problemas más graves, porque Jimin estaba a nada de dar a luz, su bebé tendría que llegar pronto al mundo y aunque paso uno de los embarazos más tranquilos, no estaba preparado para su llegada al mundo, aún no, mucho menos en la situación en la que se encontraba su matrimonio. Yoongi nunca hablaba del bebé, era diferente a otras veces, no tocaba su vientre, no le hablaba, no le preguntaba nada, pero, Jimin tampoco hablaba de ello, su hijo no se movía mucho y cuando lo hacía lo ignoraba por completo.
El ignorarlo había ayudado a no sentirse tan mal emocionalmente en ese embarazo, sin embargo, no podía hacer lo mismo cuando diera a luz, no podía ignorar a su bebé, no era justo.
Sintió el dolor desde la noche anterior, fue leve, así que se relajó, no pudo dormir bien, y su fuente se rompió esa mañana, llevaba varias horas de labor, cada vez, el dolor aumentaba aún más y eso le causaba nauseas, era el parto más doloroso, y no sólo físicamente. Todos estaban en la habitación, el doctor, la partera, sus damas y sirvientes, estaba en cama, sudando y aguantando las ganas de gritar.
—Ya casi es momento mi señor, unos minutos más y comenzaremos.
Jimin jadeó mirando a KyungSoo. —¿Dónde está Yoongi? ¿Le dijiste?
KyungSoo asintio. —Le hemos avisado, estoy seguro de que no tarda en llegar.
Jimin sollozo, si bien, no era normal ni común que el rey estuviese en los partos de sus hijos, Yoongi jamás había fallado a ninguno, siempre estaba ahí acompañándolo, dándole ánimos, que no estuviese a su lado en ese momento, le hizo cuestionarse muchas cosas y la gravedad de su situación, no podía hacerlo, no así. Se sentó en la cama a pesar del dolor y la presión que sentía, todos a su alrededor quedaron pasmados cuando se levantó, agarrándose con fuerza de la cabecera de la cama.
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El Rey Del Destino *HopeXiu*
FanfictionHan pasado años desde la lucha contra los rebeldes, muchas preguntas sin responder siguien atormentando las cabezas de los grandes reyes, quienes siguen creyendo que nada fue una coincidencia. El regreso de viejos aliados y la aparición de un reino...