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El día estaba nublado. Relampagueaba, sin embargo, eso no fue motivo suficiente para cancelar el entrenamiento, en su mente estaban presentes las palabras de Namjoon, sobre su temor acerca del futuro, no deseaba que sus hijos se quedaran sin la protección de un ejército digno, tampoco él, Hoseok estaba seguro de que su estadía en el castillo no era casualidad, que Namjoon le había llamado porque confiaba en él. Y no lo iba a defraudar.

Observaba con seriedad el entrenamiento de dos de sus hombres, uno de ellos llamaba más su atención, se movía bien a pesar de haber estado un mes fuera de combate. Era pequeño, lo que le daba la ventaja de ser ligero, astuto con sus movimientos, pero torpe con sus manos, su cuerpo se veía bien en aquel traje de combate, sus ojos eran profundos, su mirada misteriosa, tal y como la tenía cuando estaba en medio de un orgasmo, trató de despejar de su mente aquel recuerdo de la noche anterior. Por eso, enamorarse era un problema, lo desviaba de su verdadero objetivo.

Mentiría si dijera que no le gustaba verlo, le atraía demasiado, era dulce, apuesto y tenía un buen cuerpo, molesto gruñó cuando este cayó al suelo.

—¡Pareces un novato soldado! —gritó—. Un imbecil inútil. Si no te pones en forma te irás.

Todos se quedaron en silencio, Xiumin bajo la mirada humillado, Hoseok molesto por sentir lo que estaba sintiendo se acercó a él.

—Cuando hablo espero que me mire a la cara.

Elevó su vista y susojos se encontraron. —Lo siento señor.

—¿Por qué lo sientes? ¿Por ser un incompetente? O ¿Por ser un descuidado?

Para nadie era un misterio que el general Jung estaba intimando com Xiumin, pero, este jamás había reaccionado de esa manera, les hacia pensar que en realidad nadie tenía posibilidades contra Jung Hoseok, que este no discriminaba a la hora de humillar y llamar la atención, lo cual era una gran vergüenza para quien estaba en esa situación. Sin embargo, admiraron la fortaleza de Xiumin para mantener la mirada en alto sin doblegarse.

—Mis disculpas mi señor, no volveré a ser descuidado.

—Eso espero, porque si lo haces no dudaré en mandarte a custodiar la corte.

La lluvia comenzó a caer, Hoseok no despegó su mirada de Xiumin, quien no se veía afectado por lo que había dicho, había una nota de ferocidad en sus ojos que realmente le gustaba. Le estaba poniendo caliente, así que desvió la mirada.

—Se acabó por hoy—dijo mirando como sus hombres hacían una reverencia y cada uno rompía filas para irse.

El campo se fue despejando poco a poco, de reojo observó cómo Xiumin caminaba cabizbajo a la bodega de armas, miró alrededor y le siguió, se sentía un idiota por haberlo tratado de esa manera frente a todos, sin embargo, no sabía bien cómo manejar sus sentimientos, gruñó, no estaba acostumbrado a perder la cabeza de esa manera, se adentró y cerró la puerta, debido al ruido Xiumin se volvió para mirarlo, sus ojos estaban rojos, posiblemente por haber retenido las lágrimas de enojo.

—Quiero estar solo—dijo mientras acomodaba uno de los mazos que había tomado.

—No te enojes.

—Decir eso no me hará sentir menos enojado—gruñó.

Hoseok suspiró y se acercó a él. —Lo siento.

—¿Por qué lo sientes? ¿Por ser un tirano? O ¿Por ser un idiota?

—Supongo que por las dos. Ya, quita esa cara.

—Me acabas de humillar en frente de todos.

—Aquí no eres mi novio, eres mi soldado y si haces algo mal te lo haré saber de la misma forma en que se lo hago saber a los demás.

El Rey Del Destino *HopeXiu*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora