La adrenalina recorría su cuerpo, contenía la respiración mientras se escabullia al jardín del castillo, si es que podía llamarlo de esa forma, era sucio, con arboles y flores muertas, anduvo con cuidado, escondiéndose cuando veía que alguno de los guardias se acercaba, memorizo el camino, aunque no veía viable regresar por el mismo lugar, no mentian cuando dijeron que había demasiados guardias alrededor. Anduvo por el pasillo de piedra, con enredaderas muertas, hasta que dió con el hoyo, escondido entre la meleza, era pequeño, ¿Nadie se había dado cuenta de él? Se arrastró para salir, tratando de no hacer ruido alguno y una vez que estuvo fuera, caminó un tramo de bosque hasta que vio dos caminos, uno a cada lado, despejados, fue por en medio, su cuerpo era arañado por las ramas, pero no importó, el camino fue muy largo, demasiado, creyó que estaba perdido hasta que escuchó el cause del río, fue más lento, mirando alrededor, agradecido de la luna llena y el cielo despejado que iluminaba parte de ese lugar, vio a alguien parado al lado de una enorme roca. Era él, era claro, pero estaba vestido de forma diferente, con un traje que le quedaba un poco grande de soldado, su cabello largo estaba trenzado en su espalda. Se volvió, sin maquillaje, con el rostro limpio, era tan parecido a Xiumin, que se quedó petrificado.
—Xiumin—susurró conteniendo la voz, con un dolor horrible en su pecho.
Lo vio acercarse con cuidado, su rostro mostraba cautela. —¿General? ¿Está bien?
Todo se derrumbó a su alrededor, de repente ya no era Jung Hoseok, el general de ScarLanding, que había llegado a ese reino con una misión, era un hombre dolido que había pedido de forma injusta al amor de su vida y que ahora se paraba frente a un chico igual a él, las gruesas lágrimas recorrieron sus mejillas, no podía detenerse, era imposible hacerlo, Kadet llegó hasta él y sin pensarlo, lo abrazó, hacerlo era como sentir su corazón latiendo de nuevo, mostrándole que estaba con vida, como encontrar el camino después de tanto tiempo perdido, como tomar agua después de caminar horas por el desierto, era todo y nada al mismo tiempo, escondió la cabeza en su cuello, aspirando su aroma, fresco y dulce, había una escencia a lavanda que le encantó. Lo estrechó, Kadet suspiró y regresó el abrazo, fue lo mejor que vivió en mucho tiempo, la estatura perfecta, encajaba en su cuerpo de forma correcta.
No pudo dejar de llorar, era imposible hacerlo, no cuando sus sentimientos estaban encajados en su pecho, Kadet acarició su nuca, y lo sintió sollozar. Se separó un poco de él, mirando sus ojos húmedos y su labio tembloroso.
—¿Y tú por qué lloras? —preguntó en un susurro.
—No lo sé, realmente no sé...no sé que está pasando conmigo, pero, tú dolor es mío.
Hoseok sonrió a medias, sostuvo con fuerza su cintura atrayendolo más a su cuerpo, y con la otra acarició su mejilla, era delicada y suave. Había esperando mucho por tocarlo, por sostenerlo y ahora que lo hacía, quería ponerse de rodillas y agradecer al cielo.
—Lo siento, te pareces tanto a él. Es como si estuviera viendolo.
—¿A él? —preguntó sin dejar de mirar sus ojos, buscando una respuesta.
—Al amor de mi vida, la persona que más he amado en el mundo, y yo...lo perdí, hace años lo perdí de la forma más cruel y dolorosa y tú, te pareces mucho a él, es como si lo viera de frente y vestido así, como un guerrero, es imposible no llorar.
Kadet sonrió con tristeza. —¿Era un doncel? ¿De esos que entraron al ejército?
—Sólo él lo hizo—rio por lo bajo, sin dejar de acariciar su mejilla—. Eres tan...tan precioso, dios, tus ojos me tienen hipnotizado y quiero hacer algo, que está mal, pero, necesito hacerlo, porque si no lo hago moriré.
—¿Qué? ...
Lo besó, tomó su mentón y lo acercó a sus labios, juntandolos, suspiró sobre estos, Kadet se tensó un momento y con su mano quiso alejarlo, pero, terminó cerrando los ojos, cediendo, Hoseok hizo lo mismo, moviendo sus labios con profundidad, besando con una necesidad tan grande, hambriento de él, sintiendo que era todo lo que necesitaba para mantenerse con vida. Besó profundamente por unos momentos antes de que sus respiraciones se volvieran más inestables, Kadet abrazo su cuello, poniéndose de puntillas para mantenerse cerca, eso ayudó a que lo abrazara más cerca, sintiendo cada curva de su cuerpo, era delgado, mucho más que Xiumin, pero, eso era sencillo de explicar, no debía comer mucho, no le sorprendía, compartir su calor, su sabor y la calidez de sus labios, Kadet se separó primero, huyendo de sus brazos, su pecho subía y bajaba debido a la falta de respiración.
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El Rey Del Destino *HopeXiu*
Fiksi PenggemarHan pasado años desde la lucha contra los rebeldes, muchas preguntas sin responder siguien atormentando las cabezas de los grandes reyes, quienes siguen creyendo que nada fue una coincidencia. El regreso de viejos aliados y la aparición de un reino...