La tormenta traía consigo los momentos de calma, era así como vivían después de la guerra en donde a pesar de salir victoriosos, perdieron a alguien muy importante. Su recuerdo estaba presente a cada momento, sobre todo, porque su amado esposo no lo dejaba en paz.
—Estás distraído y te ves enfermo—suspiró al entrar a la oficina.
—¿Es una manera de decir que soy feo? —elevó una ceja interrogativa, aunque su voz tenía una connotación burlesca.
—No, eres apuesto, y eso lo sabes bien, pero estos últimos días te ves enfermo ¿Qué pasa?
—En un mes se cumplen seis años—susurró mordiendo su labio inferior—. ¿Puedes creer cómo han pasado los años? Parece una burla.
—El tiempo no es indulgente—asintió.
—Seis años y yo lo siento como si hubiera sido ayer.
—¿Crees que alguna vez puedas ser feliz?
—Soy feliz.
—SeokJin, sabes bien a lo que me refiero—juzgó con una ceja alzada.
—Si ser feliz significa olvidarme de él, entonces no Hoseok, jamás seré feliz, no hasta encontrarlo.
Despertó por la costumbre, no porque en realidad quisiera hacerlo, con un suspiro miró que la habitación apenas adquiría un tono azulado, el frío calaba sus huesos, con una mueca inconforme observó a su lado, entonces, unos ojos azules se fijaron en los suyos, curiosos y brillantes. Era ese mismo brillo que siempre lo caracterizaba, ese, que iluminaba su vida y le hacía caer de rodillas, sonrió al tiempo que se acostaba de lado para poder seguir mirándolo.
—Buenos días—dijo con adoración.
—No dormí—susurró con un puchero.
—¿Por qué no? ¿Te sentías mal? Debiste despertarme.
Alargó la mano para acariciar su mejilla regordeta. Él, suspiró y por unos segundos cerró los ojos disfrutando del momento.
—Se clava en mi costilla—chasqueó la lengua.
Su mano bajó de su barbilla hasta su pecho, siguiendo la seda del pijama hasta su redondeado vientre. Acarició con una sonrisa que elevó su bien humor, era cálido y podía sentir los pequeños movimientos de su hijo o hija sobre la piel de su amado esposo.
—Es travieso—asintió bajando un poco hasta que su cabeza quedó en su vientre donde besó y susurró—. No lastimes a papi hijo. Dormirás hoy todo el día de ser necesario—le miró con una media sonrisa—. Yo cuidaré de Beomgyu y de Shuhua.
Negó con una mueca, sin dejar de acariciar los oscuros cabellos de su esposo. —Ellos probablemente se escabullirán aquí para estar conmigo.
—Tienes razón—se elevó sobre su cuerpo y besó su frente—. Entonces, vamos a quedarnos todos juntos aquí, dormimos y disfrutamos de la chimenea, incluso podemos pedir que nos suban el desayuno.
—¿Un rey puede hacer eso?
—No creo que nadie tenga objeción, soy quien manda.
Los ojos azules de Taehyung se cerraron cuando sintieron los labios cálidos de Jungkook en su cuello, disfrutaba ese momento, como nunca.
No sabía si era la forma en la que se movía, o el sudor en su frente y cuello, cuyas gotas resbalaban por su pecho hasta caer a su propio cuerpo, o la forma en la que los mechones rubios se pegaban a su frente o cómo la luz del fuego iluminaba su cuerpo, creando sombras perfectas, sea cual sea el motivo, se mantenía hipnotizado debido a tanta belleza, era la perfección personificada.
Aguanto lo que pudo, antes de tomar su cadera con fuerza y empujar su cuerpo, haciéndolo brincar sobre su regazo, ambos gruñían, como animales sedientos y hambrientos, en medio de la nada, en la mitad de la noche después de un día de expedición.
Logró que este llegará al clímax, a la cúspide del placer y tras escucharlo, él miso lo hizo en su interior, sintió como caía sobre su cuerpo, cansado.
—Te dije que lo hicieras afuera—gruñó adormilado.
—No me gusta hacerlo afuera, no, quiero que estés lleno de mí.
Rio contra su pecho. —¿Es tu forma de decir que me quieres embarazado de nuevo? No, muchos hijos tenemos ya amor.
—¿De qué hablas? Sólo has tenido dos embarazos, son pocos.
—Y cinco hijos—chasqueó la lengua—. Estaba seguro que sería uno y salieron tres. No, traumático y doloroso.
—Eso es verdad—rio y lo abrazó—. No es nuestra culpa que hayan salido tantos.
—Muchos hijos, me quedo con cinco—hizo una mueca—. Y tú con seis...
—Ya te dije que no hables de él. No es mi hijo Jimin, renuncié a él.
—Pero...no tiene nada de malo, además, sí es tu hijo.
—No, su padre es otro, así que, al igual que tú tengo cinco hijos y no insistas más.
—Está bien—suspiró.
—Pero pueden ser seis—suspiró tomando su cadera y acariciándola—. O siete...tal vez diez.
—¿Acaso quieres formar un ejército?
—No es mala idea—se volteó quedando sobre él—. Comencemos la encomienda, esposo.
El sonido de las olas golpeando las piedras era lo único que se escuchaba, el río que desbordaba sus aguas en el mar estaba intranquilo, el viento tenía un singular aroma a muerte, sangre y derrota, no había nada que pudiera detener la masacre.
—¡Capitán! —dijo uno de sus hombres mirando la turbulenta agua—. Mire.
Se acercó a cubierta y observó, una ceja se alzó, existían las casualidades, o mejor dicho existían las telarañas del destino.
—Súbelo.
Próximamente
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El Rey Del Destino *HopeXiu*
FanfictieHan pasado años desde la lucha contra los rebeldes, muchas preguntas sin responder siguien atormentando las cabezas de los grandes reyes, quienes siguen creyendo que nada fue una coincidencia. El regreso de viejos aliados y la aparición de un reino...