Abrió los ojos con un gruñido, su boca estaba seca debido a toda la cantidad de alcohol que había bebido la noche anterior, su cabeza dolía y sus ojos estaban hinchados, apenas podía mirar lo que había alrededor, aunque no era mucho, sólo una habitación en aquel hostal del pueblo, sin vida y sin buena decoración. Quitó la pierna que descansaba en su cadera y se sentó, a su lado las dos pelinegras que había conocido hace días dormían, bufó, sentía la piel de su espalda escocer, habían sido unas salvajes.
Tomó la botella que había en el piso y volvió a beber para mantener húmeda su boca, estaba hecho un desastre, se puso su ropa y tomó su espada para salir, aún se sentía ebrio. Algunos de sus hombres estaban en la cantina de la planta baja, en las mismas condiciones que él, tenían el día libre, pero él no. Era temprano, seguro le daba tiempo de ir a su casa y ponerse presentable.
Salió al frío de la mañana golpeó su rostro, se acercó a su caballo y lo montó de una, este reaccionó al instante moviéndose. El reino apenas estaba despertando, pero a él le importaba un carajo, habría emprendido camino a la frontera hace mucho si su deber no se lo hubiera impedido.
Llegó a su casa, vacía y sin vida, tomó un baño frío y se cambió para salir nuevamente, el castillo estaba cerca, las puertas se abrieron en cuanto lo vieron, para ellos todo seguía siendo lo mismo, el mayor general de Scarlanding, el más experimentado y fuerte. Había creado una buena máscara.
Dejó su caballo con un mozo y bajo bostezando, estaba cansado, era lo mismo todas las noches, él bebiendo, cogiendo y llegando apenas al trabajo, una rutina dolorosa que se repetía día con día, una que no le dejaba pensar.
—Buenos días—dijo a Jackson quien esperaba en la sala común del rey.
—Vaya hombre, te ves fatal—chaqueo la lengua.
—Que te den—bufo.
—Sabes que no lo digo con el afán de joder, es sólo que me preocupas.
—No debes preocuparte, cumplo con mi deber, soy lo mejor que tiene este reino ¿Ha habido problema que no pueda resolver?
—No, pero, vete en un espejo, estás muriendo en vida. Hoseok, han pasado dos meses, creí que...
—¿Qué estás tratando de decir?
—No pensé que su partida te haría esto.
—¿Su partida? —soltó una carcajada—. Estás de broma si piensas que estoy así por él, no me interesa, es menos que nada para mí, en estos momentos podría estar muerto y no significaría nada para mí, yo soy así, esto es lo que me gusta.
—Sabes que no es así, claro que siempre has sido un borracho promiscuo, pero nunca habías estado de este humor, ayer golpeaste hasta desmayar a un soldado.
—Es su culpa por no hacer las cosas bien, nunca fui indulgente y mucho menos lo seré ahora.
Jackson le miró con lastima, porque en dos meses Hoseok había cambiado demasiado, siendo ahora una persona más arisca e intolerante, nadie podía decirle nada sin hacer que explotara, prefirió callarse, porque no quería pelear con él.
SeokJin entró en la sala, mirando a ambos con una sonrisa, estaba mejor, Hoseok podía ver que día tras día su color volvía, sus ojos eran más brillantes y su sonrisa no mostraba falsedad, estaba haciendo todo lo posible por estar bien.
—Tenemos reunión con el consejo—suspiró—. Vamos.
Él caminó adelante, los dos generales, caminaron a sus espaldas siguiéndole de cerca el paso, una de las cosas que más jodia a Hoseok eran las juntas con el consejo, porque estaba cansado de esos hipócritas doble cara, que planeaban algo en contra de Jin, no confiaba en ninguno de ellos.
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El Rey Del Destino *HopeXiu*
FanfictionHan pasado años desde la lucha contra los rebeldes, muchas preguntas sin responder siguien atormentando las cabezas de los grandes reyes, quienes siguen creyendo que nada fue una coincidencia. El regreso de viejos aliados y la aparición de un reino...