HUIDAS Y MENTIRAS (#1)

35.

"The Last Time"

Londres, Inglaterra

Actualmente

CLAIRE

La brisa fresca y mañanera me recorre todo el cuerpo cuando me levanto para estirar mi cuerpo. Me tallo los ojos con cuidado mientras voy en busca del baño. Dormí tan delicioso que quiero volver a la cama y quedarme ahí por un buen rato más.

Pero no vine a Londres para dormir, vine a explorar el mundo de Aaron Maxwell.

Y es por eso que me apuro en asearme. Me muerdo el labio inferior cuando visualizo la tina lista para usarse, pero inmediatamente desecho la idea de usarla y mejor me ducho. Salgo envuelta en una toalla blanca y mientras me lavo los dientes analizo la situación.

Aaron Maxwell y yo quedamos en ser amigos. Verdaderamente él me lo pidió y verdaderamente yo acepté. Así que debo de poner todo mi esfuerzo para que funcione porque no me queda otra opción. No hay otro plan.

¿Qué tan trágico será eso? ¿Y qué tantos problemas me traerá eso?

Me miro en el espejo del baño, soy otra persona. Seguramente ayer me quedé dormida en el trayecto y Maxwell tuvo la gentileza de traerme a la habitación. Mi rostro luce más relajado que otros días y el agua tibia me dio más energía. Termino de enjuagar mi boca para salir en busca de mi maleta y así terminar de arreglarme.

Una falda negra, un ligero top de manga larga y unas botas es lo que estaré usando por el día de hoy, espero que no cambié el clima. Tomo mi celular que tiene la batería completa y por instinto me pongo a observar la habitación en la que estoy.

No hay nada fuera de lo normal. Todo está demasiado limpio y ordenado, parece como si nadie la usara mucho, por lo que no hay mucho que indagar aquí. Salgo al balcón con la intención de analizar el panorama, pero mis ojos se encuentran con un Aaron muy risueño en el jardín. Está hablando con el personal acerca de la comida que están acomodando en la mesita. Al parecer no fui la única que se despertó con otra mentalidad.

Cierro las puertas del balcón y salgo de la habitación para ir en busca del británico.

Este si parece un verdadero hogar, nada que ver con la sensación que brindan nuestros penthouses en Nueva York. Parece un castillo, sin embargo, eso no impide que las decoraciones y la iluminación haga que en cada rincón se pueda sentir un ambiente agradable, como en casa y como si nunca quisieras irte de este lugar.

Todo aquí es cálido y armonioso. Todo allá es frío y muy superficial.

—Mi amor. —Un escalofrío me recorre la espalda baja cuando Aaron hace contacto con mi piel. Aprieta un poco mi cintura y me da un beso en la frente cuando me giro para verlo—. Estaba por irte a despertar, ¿como amaneciste? ¿Dormiste bien?

—Como una bebé —respondo y su actitud me provoca una sonrisa.

—Me alegra mucho escuchar eso. —Asiente lentamente—. Y creo que a Ruth también le complace, ella se encargó de preparar todo para tu comodidad.

Una señora de mediana edad aparece detrás de Aaron y me extiende la mano para saludarme.

—Claire, querida... Ella es Ruth y ha sido parte fundamental de mi vida desde que soy un crío. Ella y todos los que se encargan del cuidado de este hogar son mi segunda familia.