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"Reclamar"


**Cinco días antes**



THIAGO.

​​Apenas y llegamos a "UN*SUN" —uno de los clubs nocturnos que más solemos frecuentar para festejar los triunfos de las carreras y uno de los lugares de prestigio con mejor servicio y calidad de la ciudad—, la palabra movimiento para mi no existe, desapareció de la faz de la tierra desde que Sydney Olsen decidió auto-invitarse al plan.

Se ha quedado a mi lado en todas estas horas a pesar de que no hemos entablado una conversación fija. Desde que llegó de manera inesperada a mi apartamento supe que su presencia iba a traer muchos problemas con Claire. No me equivoqué en lo absoluto.

Noté su mirada seria en cuanto la vio enganchada de mi brazo.

Por supuesto que si los papeles estuvieran invertidos yo hubiera reaccionado peor que Claire, mucho peor. La situación da entender perfectamente que la estoy usando a mi conveniencia, se presta para interpretarlo de la siguiente forma: un día estoy con una chica y al otro cambió de opinión para irme con otra. Y no es así.

He intentado hablar con ella para evitar la extensión de la palabra, pero la pelinegra no se ha querido despegar de mí en todo la noche como para que eso sucediera, por lo que la explicación ha quedado en el aire.

—¿Quieres ir a bailar? —susurra la chica, tratando de neutralizar su acento ruso, en mi oído mientras coloca su mano en mi hombro para lograr acercarse más a mi. Niego apresuradamente—. ¡Vamos, Santi! Esa maldita expresión de piedra no puede durarte por siempre, tu mal humor no ayuda a nadie, ¿de acuerdo?

—¿Y qué quieres que haga? —cuestiono lleno de frialdad, retirando su mano de mi hombro rápidamente.

Ella gira los ojos negros después de imitar mi pregunta con un tono que supuestamente se asemeja al mío.

—Estas conmigo. Obviamente lo último que debes hacer es perder el tiempo.

—Voy a dejarte algo muy en claro, Syd —advierto, sin dejar de mirarla fijamente—. No pienso volver a mezclar asuntos de trabajo con romanticismo. Lo que sea que hubo entre nosotros, no volverá a suceder.

—Te recuerdo que tu fuiste quien me buscó al principio —sonríe con orgullo, al recordar mi versión adolescente.

Ni siquiera lo niego porque es más que cierto, solo elevo las comisuras de mis labios llenando mi acción con más altanería.

—Y tú quién decidió que todo terminara, así que dejemos las cosas tal cual se encuentran ahora —contraataco—. Ha pasado mucho tiempo, ya deberíamos superarlo los dos, ¿no crees?.

Maldita sea.

Yo lo tengo más que superado. Jamás debí involucrarme con esta mujer, no puedes intentar usar a alguien para olvidar a quien amas y pensar que no habrá consecuencias de por medio.

Si de algo me arrepiento es de haber intentado tal mierda.

—Cariño, ambos sabemos que soy insuperable —recorre mi mejilla con su dedo hasta llegar a mis labios logrando rozar mi piel con sus uñas largas de color rojo—. Este es el momento para dejarte de tonterías. Sé que estás fingiendo ya haber pasado página. Sigues estancado en el pasado con mis caricias.

Rio sarcásticamente al escuchar sus palabras.

—Eres una mujer de veintiséis años guapa, sensual, inteligente, poderosa, feroz y capaz de hacer todo con tal de lograr lo que te propones, pero eso no es suficiente para que mis sentimientos sigan pendientes de ti —poco a poco mis palabras le van desvaneciendo la sonrisa presuntuosa de su rostro—. Créeme que no estoy fingiendo para nada haberte olvidado porque tú muy bien sabes que no hay nada que olvidar.

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora