12.

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"Spoiler, no lo hará"



CLAIRE.

La brisa de la noche es fresca, aprovecho para meter las manos en el bolsillo de mi sudadera ocultando los nervios. No acostumbro a pisar barrios como El Bronx, definitivamente esto va fuera de mi zona de confort. A mi padre no le agradara en absoluto cuando se entere que estuve aquí. Si yo no le comento por mi propia voluntad sobre mi ubicación de esta madrugada, los guardaespaldas que caminan detrás de mí lo harán.

Al final de cuentas, es su deber.

No me interesa que le den el informe de mi paradero, no me atreví a venir sola y la curiosidad sigue carcomiendo mi interior desde que Aaron me dijo lo de la carrera. Necesito averiguar en qué anda metido Thiago. El muy imbécil no me comentó nada de esto.

—Vaya, Maxwell tenía razón. —Elyde, quien también me acompaña, arquea sus cejas. Admira todo el gentío reunido en una avenida que debería estar desierta a esta hora—. Mantén tu celular oculto, no nos vayan a robar.

No hay iluminación escasa, veo perfectamente el lugar.

Obtenemos miradas de varios hombres y mujeres conforme nos vamos acercando más al ruido. Algunas me hacen tensarme porque recorren mi vestimenta de pies a cabeza, ya intuyen que no soy de aquí ni de los vecindarios cercanos. Otros murmuran entre ellos al notar al par de hombres que me cuidan. Pese a que visten de civiles y están alejados para darme espacio, pero lo suficientemente cerca para interponerse en una amenaza, no logran pasar desapercibidos.

Me siento intimidada, sin embargo, no dejo de darles la cara. Bajar la guardia solo va a provocar que perciban mi miedo. Y no quiero eso.

Detengo mis pasos y los demás también lo hacen. La calle estrecha está obstruida por una aglomeración en el borde de la meta, o bueno, en el intento de formar una con dos banderas de tela roja en cada extremo. Observan con impaciencia hacia el lado izquierdo de la otra calle.

Doy varios vistazos alrededor disimuladamente, no pienso acercarme. Podría quedar atrapada en una avalancha humana.

—¿Camila? —Un chico que se encuentra encima de una moto mientras charla con sus amigos entrecierra los ojos al notar la presencia de ambas. Mi amiga niega con desagrado y me jala del brazo para seguir caminando sin que pueda averiguar más sobre él—. ¡Camila! ¿Eres tú?

El chico deja de conversar para perseguirnos. Logra detenernos antes de que podamos perdernos entre las personas. Creí que me había reconocido de las pasarelas, pensé que tal vez me había confundido de nombre, pero no se dirigía a mi.

Capto que el cambio de nombre es para Lyde ya que es a ella a quien intenta tocar de la mano, pero Wilson lo aleja con un empujón fuerte. Sus amigos consideran aproximarse, solo que el chico niega para que no lo hagan.

—Tranquilo —dice él, colocando sus manos a la altura del pecho—. No haré nada, yo solo...

—¡Aléjate de ellas, muchacho! —le advierte Wilson—. Evita un problema y vete por donde llegaste.

—No dudes en volarle la cabeza si se intenta sobrepasar de nuevo.

Miro a Lyde quien me aprieta la mano asustada y luego me enfoco en el desconocido. Lo observo con precaución, claro que nunca lo he visto. Solo me intriga su comportamiento, no está de más grabarme su rostro por si acaso. Es de piel trigueña, su nariz parece torcida por un golpe y su cabello al igual que sus ojos son oscuros.

—Déjalo, Wilson —digo serena, mi guardaespaldas ya tiene la intención de sacar el arma escondida y depositada en su espalda.

No creo que el chico tenga intenciones de hacernos daño. De ser así, no lo haría con mis guardaespaldas presentes.

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora