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"No puedo amar en la oscuridad"

Londres, Inglaterra

Actualmente

CLAIRE.

Me abrazo a mi misma al sentir la corriente de aire chocar contra mi piel, a pesar de que el fuego sigue creciendo no es suficiente para mantenerme en calor aún.

El cielo está empezando a oscurecerse, llevándose el efecto pintoresco que nos regala el atardecer de este día. Ya son muy leves las tonalidades de rojo y naranja que se pintan entre las pocas nubes que quedan.

Acomodo sobre mi espalda la frazada que Aaron me dio para protegerme del frío y me concentro en las chispas que se desprenden de las llamaradas de la fogata que va creciendo cada vez más.

Ojalá pudiéramos arrojar al fuego todas esas cosas que nos lastiman y que no son fáciles de borrar de este mundo; todas las mentiras, todas las hipocresías, todas las injusticias, todos los secretos... Todo aquello que nos perjudica y que es intangible.

—Aquí tienes, pulga —me dice Aaron, teniéndome una copa de vino tinto.

La sostengo y lo pruebo, asintiendo con mi cabeza en cuanto saboreo cada gota del vino, dándole aprobación al pelinegro por su excelente elección.

Él sonríe satisfecho, sentándose en el sillón al lado del mío.

Como se espera del clima en Inglaterra, la sensación térmica es horrible en invierno. No ha llovido en toda la semana, pero el viento ha estado tan fuerte que nos hemos quedado en la fortaleza de Maxwell para pasar el rato.

Obviamente el atentado que ocurrió en el teatro impidió que los planes de volver a Nueva York se pospusieran. No sé cuándo volveré y no quiero pensar en eso por ahora. Mi familia no tiene idea de lo ocurrido, yo no he hablado con nadie al respecto y el resto de los asistentes al recital se han quedado igual que yo, de lo contrario la noticia se hubiera esparcido tan rápido como todo sucedió. 

Los que decían ser mis amigos, por otro lado... Demian ha estado llamándome sin cesar y Bastian le ha insistido hasta a Aaron para que yo hablé con él, pero no quiero hacerlo. No tengo el mínimo interés en hablar con ellos porque en mi mente todo es un caos ahora mismo, los pensamientos me revuelven tanto el estómago de solo pensar en las cosas atroces que han hecho al verse involucrados en la mafia.

Todo va de mal en peor porque la desconfianza ha hecho de las suyas. Necesito tanto hablar con Charlie y con Thiago sobre lo que está pasando, sin embargo, no logro tomar el celular y escribir de una vez por todas el par de mensajes.

Me destrozaría aún más enterarme que ellos también me traicionaron de cierta manera. Y la sensación de que ya no sé en quién confiar me carcome día a día.

Todo sería más fácil si ellos tomaran el primer paso, solo que ninguno se ha comunicado conmigo en lo que va del mes, supongo que no es que no quieran hacerlo. Simplemente las cosas no van del todo bien por allá porque además de que sus aparatos electrónicos están confiscados para evitar un complot contra la Organización, tenemos una regla que involucra el distanciamiento hasta que la misión deje de ser peligrosa, yo no puedo comunicarme con ninguno y viceversa, al menos de que sea un asunto importante porque de lo contrario podría distraerlos de sus asuntos y perjudicar todo.

—¿En qué estás pensando tanto, Lang? —me cuestiona Maxwell, serio.

Sonrío débilmente.

Aún me inquieta el hecho de que esté involucrado con la mafia, trato de no analizar esa otra situación porque ya tengo suficientes pensamientos que me atormentan. Solo quiero que se acabe todo y volver a tener una vida tranquila.

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora