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"Don't blame me"


CLAIRE. 

—El viernes estarás llegando a Londres para los últimos shows del fashion week, en dos semanas te vas a Milán, en tres estarás en París. —Bebo de mi margarita mientras inspecciono los gestos que realiza Ygrid al leer lenta y detalladamente su agenda virtual—. En noviembre tienes dos pasarelas para modelar ropa interior y...

Dejo de prestar atención a partir de eso.

Centro mi mirada castaña a mi madre, quien se encuentra sonriendo como si estuviera orgullosa consigo misma, la mujer rubia se percata de mi interés en ella y alza sus delgadas cejas.

—¿Si, meloncito? —Aprieto los labios al escucharla utilizar el apodo que mi padre suele usar.

Cuando mi representante me convocó a una reunión importante para ver los cambios realizados en mi agenda jamás creí que sería para notificar de mi presencia en las tres semanas de la moda restantes, en tres países diferentes.

No cuando tengo viajes planeados por estar en mi año de descanso tras cinco intensos años de adentrarme a esta industria sofocante.

—Prometieron dejarme libre en esta temporada, Ygrid.

—Solo si lograbas ser portada —contesta mi madre por ella.

—Sucedió. He estado en el foco de todos como siempre quieres, Grace —aclaro demasiado enfadada, el tono de mi voz sale tan alto que algunas mujeres que se encuentran en la terraza del restaurante me miran disgustadas por interrumpir su tranquilidad—. Logré tu cometido y lo sabes.

—De la manera más estúpida.

—Ese es tu maldito criterio.

—No todo es un caso perdido, Grace —interviene Ygrid, mostrándole algunas cosas en el iPad que siempre carga. Mi madre la aparta fastidiada—. Los seguidores de Claire han aumentado el triple desde el compromiso, todos están atentos a los preparativos de la boda y quieren el mínimo detalle...

—¿Boda? Esa maldita unión jamás se llevará a cabo —dice entre dientes, antes de llevarse la mimosa a los labios.

Me cruzo de brazos y suelto una carcajada.

—¿Tan segura estás, señora?

—Esta ridícula farsa del compromiso te va a durar, ¿qué? —Finge analizar el asunto mirando hacia el cielo aborregado y luego vuelve a sonreír, esta vez de forma mordaz y lista para atacarme—. ¿Dos semanas? Quizá menos, hasta que se te pase el berrinche y perdones a Thiago como siempre porque terminas dándote cuenta de que nadie va a tolerarte ni quererte de misma manera que el pobre muchacho lo hace.

—¿Él es tu as bajo la manga? —inquiero burlesca, aunque la verdad me estresa que lo siga metiendo en nuestros asuntos—. Ya déjalo vivir, debe estar muy feliz al saber que ya no tiene que aguantar tus peticiones por lástima.

Azota la mano contra mesa, logrando que los cubiertos se salten.

Me preparo para recibir sus ataques.

Por el rabillo del ojo noto como Ygrid se concentra en el iPad, tecleando rápidamente para disimular que no presencia la discusión, nada nuevo en ella.

—Lástima la que te tuvo él a ti, ¿por qué crees que siempre regresa cuando estas sola? Sabe que nadie te amara como él puede fingir hacerlo —replica bruscamente—, estoy segura de que algo debió de prometerle a mi pobre Liam antes de que falleciera.

Dejo mi bebida sobre la mesa para pasar a ajustarme las gafas de sol entre mi cabello lacio. Muerdo el interior de mi mejilla disimuladamente, estoy que exploto del coraje que retengo, pero pese a sus palabras filosas sigo manteniéndome controlada.

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora