27.

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"Disfrutar"



CLAIRE.

—¿A dónde vas? —Escucho la grave voz de Aaron provenir a mis espaldas.

Sigo caminando sin mirar atrás. Cumplí con estar presente en el horario requerido, pero ya no puedo soportarlo más. Las felicitaciones y presentaciones son demasiado. Estoy agotada de charlar y fingir saber sobre Maxwell y su respectiva familia.

Charlie y Alessandra me esperan en la puerta para marcharnos juntos. Me dirijo hacia ellos, pero la mano del británico se envuelve con cautela sobre mi muñeca.

—¿A dónde vas? —vuelve a preguntar, esta vez ejerce un tono serio mientras lo acompaña su entrecejo fruncido.

—Estuvo interesante el drama, pero mi energía para socializar tiene un límite. Necesito ir a casa.

—¿No te parece que me corresponde a mi llevarte? —Sus ojos azules estudian el área detenidamente. No se que busca y tampoco estoy de humor para averiguarlo—. ¿Qué dirían si te vieran salir sola?

—Que soy una mujer que no necesita tener cerca a su "prometido" para poder estar tranquila. La dependencia es terrible —contesto. Elimina el agarre y yo aprovecho para deslizar mi mano a su rostro. No dudo en palmear su mejilla con algo de dureza—. Siglo XXI, relájate.

Él se ríe entre dientes.

—Nos vemos, Aaron —me despido en un simple murmullo.

No intercambiamos más palabras, por lo que tomo su silencio como una despedida.

Aaron, en cambio, no cede.

Aprieta mi cintura y aprovecha mi cercanía para entrelazar nuestros dedos. Siento la mirada de todos clavarse en nuestro pequeño momento actoral, incluso Charlie blanquea los ojos y como Ale no lo deja interrumpir la escena, señala la puerta con la cabeza y yo asiento discretamente.

—Tengo que irme.

Hoy es la última noche de mi mejor amigo en la ciudad. Y le prometí pasar tiempo con él antes de que se vaya a realizar la misión en donde fue asignado por la OSSMIC. —Misión en la cual mi padre también esta involucrado—. Por el código de seguridad yo no debo preguntar absolutamente nada y toda la información respecto a sus planes militares es incierta para mi, pero lo que tengo claro es que suelen quitarles todo tipo de comunicación para evitar infiltrados.

Todo eso lo harán por tiempo indefinido.

—Y yo tengo algo para ti. —Pasa la punta de la lengua por sus rojizos labios, provocando que malinterprete su comentario. Me muestra una sonrisa amplia al notar mi mirada—. No es lo que piensas, Langford. Aunque... —Me acaricia los nudillos—, no me niego si a ti te apetece.

—No, gracias —aclaro rápidamente—. Charlie me está esperando.

Ni siquiera se gira por completo para encarar a mi mejor amigo. Simplemente, lo ve por encima de su hombro, asegurándose de que él se encuentra ahí para comprobar que digo la verdad.

—¿En donde vas a quedarte? — Su mirada cae en el diamante que comparte el mismo color que sus ojos poseen ahora—. Nadie puede negar que el anillo luce muy bien en ti.

Me aclaro la garganta y desvío la atención de sus pequeños toques.

—¿Qué necesitas? —pregunto, pasando a ignorar por completo su comentario respecto a la preciosa y costosa reliquia de su familia

—Solo quiero saber donde va a dormir mi prometida esta noche.

—Prefiero omitir las discusiones y descansar sin tener que pasar la noche en vela por miedo a que mi madre cometa algún acto en mi contra con tal de que me desvinculen contigo —le contesto al fin—. Charlie me ha ofrecido su casa, ¿o no puedo dormir ahí porque también piensas controlarme los lugares en donde decido quedarme?

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora