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«Oculta secretos, excúsate si quieres.

Solo desperdicias las oportunidades de defenderte.

Al final la certeza me buscará, me terminará encontrando

y tarde el tiempo que tarde me enteraré de todo»





Las Vegas, Nevada.

TRES MESES ANTES






CLAIRE.

—¿Vas a seguir con esa maldita cara? Te van a salir arrugas de tanto fruncir la jeta —dice Elyde entre dientes, disimula el tono agridulce que su voz tiene en este instante para mostrarse serena con el hombre corpulento que se encuentra recargado de la barandilla del segundo piso.

Él no ha parado de sonreír abiertamente.

Sé que ya sabe el motivo de mi mal humor y solo lo está empeorando con sus preguntas estúpidas.

No me sorprende para nada el hecho de que ya se haya enterado. Los chismes en nuestro círculo social son sorpresivamente más rápidos que la visión de un rayo. Y no entiendo porque le encanta insistir con esto.

Le doy una leve sonrisa al hombre del bar que me tiende los seis shots de tequila en la barra para mi completa disposición. Es la tercera ronda hasta ahora y todavía me siento demasiado estable. Sigo sin perderme profundamente en los efectos de la embriaguez.

—Te acompañe aquí para que pasemos un rato ameno, si quería que alguien me criticara por lo que hago, en ese entonces me hubiera quedado en el hotel a escuchar a Cruella.

Gira los ojos llenos de exasperación.

—No me compares con tu madre. —Se da la vuelta para tomar un caballito, lo inclina sobre su boca sin siquiera considerar en golpearlo contra el mío—. Andas más gruñona de lo habitual. Que Thiago se haya ido no significa que debas aguardar por él.

—¿Y quién dijo qué haré tal cosa? Sigo siendo una mujer libre hasta el momento, nada me impide disfrutar de mi soltería como me apetezca.

Nada lo impide más que un rubio de 1.88 que está al otro lado del mundo.

Tamborilea sus uñas largas de color morado vibrante sobre el pequeño vaso de vidrio como si estuviera analizando mi respuesta.

—Tres meses es mucho tiempo. Cuando la noticia llegó a mis oídos tal cifra me pareció una locura. —Ya lo esperaba, y como no si a mi amiga le encanta ser la primera entre los cotilleos. Se enrolla un mechón de su cabello claro en el dedo del medio para comenzar a juguetear con el antes de hablar—. Pensé que sería como otras veces, ya sabes, lo normal es que el tipo desaparezca por una semana. A lo mucho dos, pero ¿tres meses? ¿No lo sientes raro?

Sus delgadas cejas oscuras se levantan cuando lanza la pregunta. Yo elevo mis hombros restándole importancia al asunto, ya sé para qué rumbo está yendo esta charla y no me gusta para nada que me echen las cosas en cara.

Sobretodo cosas que ya tengo muy presentes.

—Charlie dijo que se trata de un caso muy especial y que el tiempo demandado es debido a la importancia que tiene el cliente que solicitó de los servicios de la empresa —digo tajante, ya para que deje el tema por la paz y de paso no incremente mi estúpido enojo.

—¿De verdad crees eso? —Pega una mano en el pecho como si estuviera ofendida con mi respuesta—. Yo por mi parte, digo, si quieres escuchar mi opinión sincera... yo si me ando creyendo lo que la gente anda diciendo por ahí —vuelve hablar, solo que ahora luce una expresión mucho más dura—, esas fotitos que han salido en la mañana dicen más que mil palabras. Dime, ¿quién se va a llevar tan bien con su exnovia si no hay sentimientos mutuos de por medio?

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora