4.

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"Digno de volver"





THIAGO.

Arrojo la chaqueta negra al sofá mientras camino aceleradamente en línea recta por toda la sala de estar. No paro moviéndome de un lado hacia el otro tratando de averiguar cómo es que el idiota logró salirse con la suya, se suponía que de Londres no saldría ni ileso y ahora hasta en vacaciones y quitado de la pena anda.

—¿Cómo se te ocurre golpearlo delante de toda esa gente, Thiago? ¿Sabes lo que puede perjudicarte? Tu carrera puede estar en juego, tu reputación en la firma... ¡Joder! ¡deja de actuar con la cabeza caliente! —espeta tomándose el pelo oscuro frustradamente entre los dedos. Está preocupado por ambos, lo puedo notar en sus facciones.

No lo culpo.

Ambos seguimos siendo sus mejores amigos desde la infancia, pero para mí Aaron Maxwell ya no es nada desde que Liam partió de este mundo. Desde ahí las cosas se fueron tornando más y más turbias y yo solo quiero que todos se den cuenta que detrás de todo ese teatro que se inventan cada día sobre el alma caritativa y perfecta que es... hay algo que no se esperan.

Algo que tanto él como su padre se han encargado de esconder muy bien y no solo seré yo quien se encargue de demostrar la no inocencia de ellos.

—Me importa una reverenda mierda las consecuencias ahora. Yo solo quiero saber el porqué de su actitud despreocupada, ¿cómo le permiten andar por el país como un civil común y corriente?

—Porque ante el mundo lo es. No importa lo que creas tú. No importa lo que crea yo. Lo que crean otros de él. Si no hay pruebas contundentes, es un civil sin delitos. Y no solo eso, es hijo de uno de los empresarios más visionarios y multimillonarios que quieras aceptar o no, las influencias nos ayudan mucho en casos como estos.

Y me sigue valiendo una gran hectárea de mierda.

Para mi sigue siendo el mismo rascuacho con el que fui al colegio durante doce años y aquel que lloraba cuando solo le faltaba un decimal para completar su esplendoroso diez.

Sea quien sea ahora, tendrá que pagar el precio de sus acciones bajo la ley de la justicia.

—Y un pervertido que anda metiendo su asquerosa bocota en la de Claire.

—Oh, ya veo. ¿Acaso huelo a celos? Ya no se trata de tus creencias, ¿ahora es por algo territorial? ¿Qué te ocurre? Pareces un perro rabioso con esa actitud. —Puedo ver como una pequeña sonrisa le ilumina, la sorpresa envuelve su rostro. Ha dejado de acariciar el puente de su nariz para alzar una mirada burlesca—. Nunca creí ver a un Huxgrave celoso.

—No estoy celoso. Me preocupa el hecho de que es cinco años mayor que ella y la hermana del que supuestamente fue su mejor amigo.

Ya no hay indicios de una sonrisilla traviesa. Ahora no le da pena mostrarla con mucha claridad. Y yo estoy que ardo de la impotencia por no decir todo lo que en realidad pienso al respecto.

Estoy contradiciéndome yo mismo. Lo sé. Puras incongruencias suelta uno cuando está molesto y... ¿Celoso yo? Claro que no.

—Dime que lo dices de broma porque sino la ironía es tu segundo nombre desde ya. —No le digo nada, solo le dejo claro con una mirada seca que no seguiré siendo partícipe de su burla. Me canse de sus bromitas desde hace mucho—. Ni creas que te irás de aquí tan rápido, si te obligue a venir a mi casa es para que los zumitos de macho buscapleitos se te bajen porque eres capaz de matar a alguien con esas cosas que llamas manos.

—No volvería a ensuciarme con su sangre de nuevo. —Hago una mueca de asco—. No te preocupes por mí, pero no te aseguro nada con aquellos que lo siguen odiando tanto a él como a su padre. Deberías decirle que ahora que ha vuelto sus enemigos le esperan con los brazos abiertos y los cuchillos afilados.

HUIDAS Y MENTIRAS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora