CAPITULO 1. "Conociendo al dios"
Adara sabía que al ser el dios del sol Apolo sería atractivo (no por nada era el dios de la belleza) pero nunca espero sentir tanta atracción por alguien cuando lo vio bajar del coche, su corazón se detuvo una milésima de segundo bastante impactada por el aspecto del dios, en eso el dios la atrapó y sus miradas se cruzaran, volteó de inmediato su rostro sintiendo como sus mejillas se sonrojaba y sintiéndose muy ridícula por su reacción, era una reina tenía tres hijos, no podía reaccionar como una jovencita sonrosada. De inmediato toda la familia real se hincó ante el dios patrono de su reino.
Aunque sabía que el dios venía con intenciones de desposar a una de sus hijas, no pudo evitar sentirse atemorizada, los dioses eran bastante sensibles, si los ofendía sabía que podía fulminarlos con una mirada, así que se quedó en silencio esperando una respuesta del dios de las artes.
Entonces vio que este se detenía en frente de ella, para después ver la mano del dios extendida enfrente de su rostro para que la tomara, así lo hizo sintió como este la jaló para arriba se puso de pie, entonces Apolo hizo algo que no esperaba le besó el torso de la mano, sintió una calidez reconfortante ahí donde posó sus labios, que de inmediato hizo latir su corazón con fuerza, estaba seguro de que Apolo podía escucharlo, porque vio como una discreta sonrisa aparecía en sus labios.
-Reina Adara, es un gusto conocerla a usted y a su familia por fin en persona- le dijo el dios sin soltar todavía su mano.
De cierta manera se podía ver como una ofensa que Apolo se hubiera dirigido a ella, qué al rey, pero al ser un dios se pasaba por alto aquella ofensa.
-El gusto es mío y el de mi familia por recibirlo en nuestro humilde hogar- repuso mientras esté por fin soltó su mano.
Apolo hizo una señal para que todos se pusieran de pie, a pesar de que su carruaje era de lo más ostentoso que había visto, la vestidura del dios era realmente sencilla, pero aun así a pesar de sus vestimentas su aura derramaba poder, Adara lo miró de reojo intentado apreciar su belleza discretamente el dios tenía el cabello rubio oscuro y aunque estaba algo corto podía ver qué se le formaban algunos risos, sus ojos eran dorados y sus labios carnosos, en su rostro aparecía una barba de pocos días, aparentaba unos treinta años aunque Adara sabía que este podía mostrarse de la edad que quisiera ¿Se preguntaba porque había escogido esa edad para aparecer ante ellos y no una más cercana a la de sus hijas?
-No es tan humilde su palacio me recuerda un poco al mío en el Olimpo.
Aquel comentario resultaba muy halagador, pero sabía que era una mentira, no creía que por muy lujoso y esplendoroso que fuera su palacio se asemejará al hogar del dios del sol en Olimpo, solo bastaba con ver su carruaje que nunca había visto algo así en su vida, y no solo por los materiales, sino que podía ver las formas talladas que parecían una verdadera obra de arte.
Su reino era próspero, pero era bastante insignificante para todas las riquezas que pudiera tener un dios.
-Sé lo agradezco señor.- respondió el rey inclinando la cabeza.
-Es un honor conocer a la hermosa madre de quién será mi futura esposa.- comentó apenas haciendo caso a Heralto.
Se sintió aliviada de que esta vez no se sonrojó, se puso derecha mientras guardaba la compostura, y se aclaró un poco la garganta luego comentó:
-Ahora si me permite señor le presentaré a mis hijas, ella es la princesa Joanna nuestra hija mayor.
Joanna que nunca había sido tímida parecía estupefacta ante el dios e hizo una reverencia un poco torpe.
-Y ella es la menor la princesa Kaia.
Kaia que era más tímida que Joanna apenas si pudo reaccionar para hacer la reverencia, notó que la chica temblaba, y sus mejillas estaban rojas.
ESTÁS LEYENDO
La Indecisión del Sol
Historical FictionHeralto hizo una promesa hace diez años con el dios Apolo le daría la mano a una de sus dos hijas, si el dios le concedía un hijo varón. Diez años después Apolo viene a cobrar su trato esperando escoger a una de las dos princesas que son catalogadas...