42. Aprendiendo

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CAPITULO 42 "Aprendiendo"

Había estado aprendiendo a usas su poderes con Hecate, había sido agotador la brua no la dejaba relajarse ni un solo segundo, pero también había sido útil con ella había avanzado a pasos agigantados, la había ayudado a mantenerla distraída y también lejos de Apolo que después de lo que había pasado no sabía que debía seguir.

-Esto si es realista, me hiciste un clon- traspazó con la mano el pecho de la forma hecha de pura luz e inmovil de Hecate.- es exactamente igual a mi.- parecía realmente impresioanda, hasta ahora su habilidad solo había sido empleada para objetos inanimados, simular paisajes, cambiar la habitación, pero no para un ser vivo.

-No parece muy util si no se mueve ¿no?- dijo mirando su creación con descepción.

-Oh no te preocupes te enseñaré hacer que mueva, incluso que hablé, es un poder realmente hermoso, puedes crear cualquier cosa.

No era muy dificil si veía la luz como hebras y las entrelazaba para que mostraran lo que quisieran, si que le había servido ser buena tejedora de antaño.

-Con esto podrías falsificar al mismo dios de los cielos.- soltó la bruja.

-Ze...

-No tienes que decir su nombre, no te preocupes solo digo, si aprendes a darle animación podrías replicar a cualquiera, lastima que es imposible hacerlo solido, nadie podría tocarlo se iría todo para abajo, pero aún así es util.

-Supongo que todo tiene un limite.

-Sí, pero es util.

En realidad Adara no se había puestoa pensar en su utilidad solo había seguido el consejo de su esposo mantenerse distraida haciendo algo para así poder ignorar lo que en verdad la atormentaba, aunque parecía que Hecate si que lo había hecho

...

Adara estaba haciendo un ilusión optica era algo que la mantenía distríada se estaba volviendo muy buena para esto cuando escuchó un susurró, todavía los escuchaba pero no lo suficientemente fuerte, y no les ponía atención, pero esto era diferente, porque la llamaban directamente decía su nombre, sintió algo en el pecho algo que la llamaba, un lugar, así que se tranporto ese lugar.

Como no era conocido quedó a unos cuantos metros de él, aunque sabía donde estaba ale punto, había aparecido en medio del bosque, se acercó silenciosamente, a Maia la cazadora de artemisa arrodillada frente un altar.

-Por favor, funciona, ven aquí, Adara, por favor, por gavor.

Cuando se acercó más vio que las velas del altar se encedieron, entonces Maia dio la vuelta sonrió al verla.

-No estaba segura de que funcionaría, pero lo hizo, me alegra.

La cazadora tenía un aspecto enfermizo para serlo, hasta ahora la cazadoras que había conocidas siempre se mostraba saludables, fuertes, parecía que estaban a punto de saltar a pelear en cualquier momento, pero Maia no lo parecía tenía unas ojeras marcadas y el rostro un poco demacrado.

-¿Que es esto? ¿porque estás...

-Te hice un altar, supuse que las velas podían rempresentarte por tu título, tallé una estrella con mi propio cuchillo por eso de estrella supongo que es tu simbolo ya que Apolo creo una estrella y le puso tu nombre, y funcionó, lo siento por lo improvisado del altar pero todo lo tuve que hacer rápido antes de que mis hermanas se den cuenta de mi ausencia del campamento.

-Es el primer altar que me hacen, es... bonito- parecía muy pequeño y bastante chusco pero no quería ofender a la primera persona que había hecho un altar en su nombre y luego con interés preguntó- ¿porque querías hablar conmigo?

La Indecisión del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora