30.

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CAPITULO 30.

Preparar una boda no era tarea sencilla ya que esperaba que todos los reinos aliados asistirían a la boda de su primogénita y aún era más agotador preparar todo eso ya que Joanna apenas le dirigía la palabra, aún así la energía de Adara era interminable se encontraba durmiendo solo un par de horas por noche ya que las noches se la pasaba con Apolo.

Las noches con Apolo eran las mejores momentos de sus días, había noches que se quedaban toda en su habitación, pero también salían, este la llevaba a diferentes lugares en el Olimpo, o en su palacio mostrándole sus habilidades en las diferentes artes.

Ahora se encontraban sobre una estatua que la había hecho el mismísimo Dédalo, estaba sentados sobre el borde mientras sentía como el dios jugaba con los dedos de su mano.

-Me hubiera gustado conocerlo.

-No te hubiera agradado, al final era un hombre triste y amargado.

Apolo buscó sus labios subiendo e través de su mentón lentamente, cuando estaba a punto de besarla la reina se hizo para atrás le puso una mano sobre el pecho.

-Pensé que ya habíamos pasado esa etapa, Ada.- se quejó apoyando su frente en su hombro.

-¿y si alguien me ve aquí? ¿Un dios? ¿Me castigarán? ¿Te castigarán a ti? ¿Tengo permitido caminar por estos lugares?

-No te preocupes, te soprendería lo poco que pasan los dioses por aquí.

-Pero el Olimpo es hermoso, ¿Porque no pasarían por aquí?

Le sorprendía que alguien pudiera ser indiferente a tanta belleza, ella solo caminaría por ahí por el placer de encontrarse con un jardín, una estatua, un mural, una fuente, o alguna escultura que pudiera apreciar.

-Cuando te puedes teletransportar a cualquier lado te vuelves perezoso.- se encogió de hombros.

-¿Tú también?

-No, todos los días tengo que recorrer el mundo dirigiendo el sol, así que no me molesta caminar un poco.- su mano subía a través de su brazo y veía que seguía angustiada por encontrarse con un dios- además si alguien te viera te confundirían con una ninfa o algo así y no se les haría raro verme acompañado de una ninfa o alguna deidad menor.

-Pero pensé que era fácil detectar un mortal.

-Eres demasiado hermosa para parecer una simple mortal- repuso con una sonrisa de labios cerrados.

-Exageras- respondió sonrojada.

En poco tiempo se estaban besando, estaba tan enamorada de Apolo que sentía que iba a perder la cordura cada vez que sus labios se juntaban, nunca podría cansarse de besarlo, del tacto de sus manos, de sus sonrisas o incluso la manera en la que esté la miraba.

-¿y cómo va los preparativos de la boda?- preguntó él para llenar el silencio cuando se separaron.

-Bien pero es agotador, mañana llegan mis primeros invitados, que por cierto no podemos vernos tan seguido porque vendrá mi hermana y siempre que nos vemos solemos platicar hasta la madrugada para ponernos al corriente y voy estar muy ocupada siendo anfitriona.

-entonces te prometo que está será una noche inolvidable.

...

-Jenara.- saludó a su hermana con bastante formalidad ya que estaba recibiendo a sus invitadas

-Por todos los dioses Adara pero si te ves fabulosa.- observó ella sorprendida olvidándose de la formalidad y dándole y un fuerte abrazo a su hermana menor.

La Indecisión del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora