CAPITULO 23.
Mientras veían como se alejaba el grupo al final Adara no pudo contenerse y le dijo al dios:
-Ahora tus musas hacen papel de niñeras, ¿no se supone que deberían estar dedicándose a la artes? Si fuera una de tus musas estaría enojadísimas.
-Ellas hacen lo que yo les pido, me adoran, pero si están algo enfadadas conmigo- respondió sin darle mucha importancia- se molestaron cuando se enteraron que eché a Calíope del palacio, pero ahora están peleando para ver quien suple su lugar como líder, por eso quieren impresionarme más y siguen mis peticiones por muy tontas que les parezcan.
-Pero no echaras a Calíope para siempre ¿verdad?- preguntó no le había agradado para nada la musa, pero suponía que ahora que estaba fuera de su puesto, echada de su hogar y lejos de sus hermanas debería sentirse muy mal.
-No, tal vez la deje volver al palacio de cincuenta años, y la perdonaré en unos cien y volverá a su puesto.
-¿No estás siendo muy duro? Es demasiado para...
-Te hizo daño, Adara, ahora es como sí también me lo hubiera hecho así y además me desobedeció no es tanto tiempo si eres inmortal, tu eres reina sabes lo importante que es poner castigos ejemplares para que los demás obedezcan.
-Se me hace mucho tiempo, pensando que en cincuenta años ya no estaré viva, y en cien ni siquiera mis nietos lo estarán.
-No debes dar por hecho las cosas.
-¿A qué te refieres?
-En que puede que en cien años algún nieto tuyo siga con vida- contestó haciendo todo lo posible para reparar su error, Apolo percatándose de que ya había perdido de vista al grupo de musas y a las princesas se acercó a ella invadiendo su espacio personal.- Y ahora que estamos solo nosotros dos, tenemos cosas pendiente.
-¿Cómo cuáles?- preguntó viéndolo a los ojos, mientras inconscientemente se mordía el labio, la mirada hambrienta de Apolo la devoraba.
-Señor.- se acercó una ninfa.
-Dime.- respondió cerrando los ojos exasperados ¿acaso no podía tener un poco de privacidad en su propio palacio?
-Está Dionisio fuera de su palacio, dice que quiere hablar con usted.
Iba a pulverizar a Dionisio.
-Hazlo pasar.- contestó la ninfa se quedó ahí sin moverse.- ¿Qué pasa?
-Viene con su sequito de ninfas y sátiros, dice Dionisio que el no puede pasar sin permiso pero que su sequito sí, y que no hará nada por controlarlos si no lo dejas pasar.
-En serio que la familia es un dolor de cabeza, ¿Qué pasen? Pero que no toquen nada de mis pinturas y esculturas, y mantenlos totalmente alejados del ala este ahí es donde se encuentran las musas y las princesas no deben enterarse de nada.
La ninfa asintió fue hacía la puerta, mientras Adara fruncía el ceño completamente confundido.
-¿Por qué ha venido Dionisio?
-Algo me dice que tú tienes que ver en todo esto, vienes conmigo, no puedo dejar que comiencen una fiesta en mi palacio.- respondió alarmado mientras la tomaba de la mano caminaban hacía el ala oeste justo lo contrario por donde se habían ido sus hijas.
Cuando llegaron parecía que la fiesta había comenzado se escuchaba la música fuerte, muchos se encontraban bailando, y Dionisio como la otra vez estaba hasta el fondo mirando el desastre con una sonrisa.
-Aquí está la pareja del momento, el hijo dorado de Zeus y la bella reina de Kricia.- comentó mientras le ponía una corona de flores en la cabeza Adara, intentó hacer lo mismo con Apolo pero este las apartó con un manotazo.
-Vete de aquí Dionisio.
-No seas el hermano mayor aburrido te estás comenzado a parecer a Hefesto.
-Oh ni te atrevas, Hefesto es feo, y yo soy el dios de la belleza.- agregó algo ofendido.
-Pero los dos son igual aburridos.
-No quiero que hagas una fiesta en mi palacio, eso es todo.
-La fiesta no es para ti, es para tu reina mortal, no es posible que tenga un recibimiento tan soso.
Apolo volteó a ver a Adara para que esta digiera algo.
-Agradezco el gesto pero con la fiesta de ayer tuve suficiente.
-No, no, no fue suficiente, ¿Cuándo te diviertes lo suficiente? ¿Cuándo es tomar lo suficiente? No me gusta esa palabra.
-Últimamente te estas pasando Dionisio, la otra fiesta destruiste el palacio de Deméter ¿ahora vas con el mío? ¿Acaso quieres que Zeus te vuelva a castigar? Otro año en abstinencia.
-Será todo controlado, se los juro. ¿verdad que se controlaran?- le preguntó a su sequito.
Todos asintieron entusiasmados mientras brindaban por el dios.
-Los dejaré estar un rato, pero se van en cuanto oscurezca.
-Claro que sí. ¡Ya escucharon a Apolo! ¡Nos quedamos!
Todos gritaron entusiasmado mientras Apolo se sentaba en su trono de malhumor viendo la fiesta, le ofrecieron unos cuantos tragos que el rechazo, al igual que Adara, no quería pasar por lo mismo que la otra noche, se sentó a lado del dios.
-No puede ser tan malo, solo se están divirtiendo. – comentó Adara ya que a diferencia de la fiesta en la que había ido todo parecía mucho mas tranquilo.
-Los voy echar, estoy a punto de tomar mi coche y hacer que el sol se ponga antes solo para echarlos de aquí, en serio cuando Dionisio comienza con su racha de fiestas es imposible detenerlo, Zeus le tiene paciencia porque es su hijo menor, y porque le parece bastante divertido.
-Relajare un poco, se van a ir pronto- lo tomó de la mano la expresión de Apolo se suavizó y luego entre dientes murmuró:
-Te dije que Dionisio es el mayor idiota.
-Como cien veces.
-Pues te lo diré cien veces más, le dejaré quedarse solo un rato
Se quedaron observando la fiesta en silencio sus manos no se habían separado en todo ese momento, y a pesar de no haber bebido ni una gota del vino Adara empezó a sentirse bastante relajada, hasta algo divertida, era el ambiente parecía embriagante, su mente no parecía clara, volteó a ver Apolo se dio cuenta que no era la único este que había quitado su expresión enojado y este también ahora estaba sonriendo mientras se peleaban unos sátiros.
-¿Qué está pasando?
-Creo que es efecto de Dionisio.- negó la cabeza pero en vez de desaprobación parecía divertido, luego la miró.- No sé de donde ha sacado tanto poder, hace tiempo que no me sentía embriagado, la última vez que estuve así casi incendio medio Atenas.
Al rato Adara y Apolo se habían unido a la fiesta del dios volviéndose parte de aquel sequito, Dionisio solo le dedicaba sonrisa divertidas, cuando en una de esas los rodeo a ambos con los brazos.
-Vez a eso me refería con que deberían divertirse, ¿en serio quieres que me vaya?
-No, deberías quedarte todo el tiempo que quieras- soltó una carcajada Apolo.
De repente Adara estaba bailando con Apolo, luego ambos se estaban besando, con bastante pasión, sin importar lo que sucedía a su alrededor, había tanta gente que decidieron salir a los jardines, se sentaron en una banca, la nieve se había ido ahora todo el palacio estaba en su estado normal, los dos se besaban, mientras se repartían caricias, sentía las manos de Apolo explorar su cuerpo con deseo, ella gemía su nombre mientras el dios con su labios pasaba las partes donde antes habían estado su cuerpo, lo deseaba tanto.
Gracias por leer
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La Indecisión del Sol
Ficção HistóricaHeralto hizo una promesa hace diez años con el dios Apolo le daría la mano a una de sus dos hijas, si el dios le concedía un hijo varón. Diez años después Apolo viene a cobrar su trato esperando escoger a una de las dos princesas que son catalogadas...