19. Magia Poderosa

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CAPITULO 19 "Magia Poderosa"

Adara sabía que lo que le había dicho Alejandro era cierto, se sentía tan merecedora de todo su desprecio, intentó hablar con su hijo pero este pareció que se fue a evitarla pasando la mayoría del tiempo junto a Heralto, era imposible querer hablar con su hijo si estaba su esposo ahí, al final había aceptado el regalo de Apolo aunque su hijo no se acercaba al caballo alado, era más Adara que se encargaba de todos los cuidados de la criatura, sabiendo que algún día sería útil tal vez cuando se le pasara el enojo a su hijo se acercaría aquel hermoso pegaso.

Encontraba reconfortante cuidar al pegaso mientras lo cepillaba Joanna entró al establo bastante alterada y emocionada, casi parecía a punto de llorar de la felicidad.

-¡Mamá! Apolo me invitó a pasar unos días en su palacio.

Sintió un fuerte golpe en el estomago incluso dejo caer el cepillo, sin entender la decisiones del dios, ¿Qué le sucedía? ¿Por qué invitaba a su hija a su palacio?

-No puedes ir Adara, no es adecuado, no sin un compromiso por lo menos.- mencionó automáticamente.

-¿Y si ahí me comprometo? ¿Por qué otra cosa me invitaría?

-Hija los hombres son...

-Es un dios mamá.

-Son incluso peores.- mencionó tomando el cepillo del suelo.

-Apolo sabía que ibas a negarte a dejarme ir, por tus extrañas reservas hacía él, así que también te invitó a ti, dijo que solo podría ir si tu me acompañabas ¿lo ves? No es tan malo.

Adara lo comprendió todo, no podía creer que el dios empleara actos tan sucios como usar a su propia hija en su contra, en los últimos días Apolo había estado insistente con que quería que fuera a su palacio, ella había negado la invitación diciendo que notarían su ausencia por tanto tiempo, y que no tenía una excusa creíble para desaparecer por días, al parecer el dios ahora la había creado, y es más ni siquiera tendría que mentir acerca de su estadía, pasó saliva, sabía que si el dios quería que fuera su palacio solo era para una cosa.

-No creo que tu padre piense que...

-Ya hablé con papá, piensa lo mismo que yo que es su plan para pedirme la mano, sabes lo desesperado que está papá porque por fin de concreté algo, me dejó ir y a ti también.

Apretó los labios con fuerza, no pensó que la ambición de Heralto por tener a una hija casada con un dios superaría sus celos, además le molestaba aquellas palabras "me dejo ir y a ti también" como si tuviera que pedirle permiso, aunque en realidad si era sí, Heralto era el que determinaba cuando debía salir del palacio incluso llevaba años sin dejarla ir a visitar a su hermana a su reino.

-Entonces no hay nada que decir si tu padre ha dicho, tendremos que ir, también te acompañara Kaia.

-¿Por qué, mamá? Ella no fue invitada.

-Lo sé, y para ella saberlo es lo suficientemente doloroso, no ir solo la lastimaría más.- murmuró sabiendo que su hija menor al enterarse probablemente estaría en un mar de lágrimas por no sentirse querida por Apolo.

-Ok, madre.- murmuró era obvio que estaba tan feliz que no quería ir.- Haré mi equipaje, ¡vamos al Olimpo! Me sentiría mal por dejar a padre y Alejandro solos pero ellos también estarán afuera.

-¿Dónde estarán?

-No lo sabía están organizando un viaje de caza, hay muchos perros del infierno en los alrededores y además es temporada, Alejandro saldrá a su primera caza.

No podía ser, rápidamente dejó de hacer todo y fue a buscar a Heralto, las salidas de caza eran muy peligrosas, siempre volvían heridos o incluso muertos, y era la excusa perfecta para que su hijo tuviera un "accidente" y no volviera jamás, era la excusa perfecta para que el hijo bastardo de su esposo se volviera el heredero al trono.

La Indecisión del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora