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CAPITULO 18

Adara no necesitó abrir los ojos para saber que Apolo seguía en la habitación, podía sentir la energía, el calor y el poder que irradiaba al sol, abrió los ojos estaba sentado justo en la silla que quedaba en frente de su cama.

-Buenos días.- lo saludó formalmente aún le costaba trabajo entender porque el dios parecía fijarse en ella, mientras estaban sus hijas hermosas y más jóvenes.

-Buenos días, dormilona, siempre me ha sorprendido la habilidad de los humanos en soñar, los dioses no soñamos, creo que lo más parecido a un sueño que he tenido son cuando tengo un hallazgo del futuro.

-Es agradable pensar que nosotros los humanos tenemos algo que ni siquiera los dioses pueden tener con todo su poder y... – luego hizo una mueca de dolor porque al moverse la herida le dolió mucho ya se había ido el efecto, pero el dolor le ayudó a darse cuenta que acababa de hablar como una traidora, no debía olvidarse con quien estaba hablando.- Olvídalo.

-Cierto, pero la inmortalidad ofrece muchos otras cosas, y otros consuelos, además soñar no parece tan bueno frecuentemente he escuchado que los humanos tienen "pesadillas" y terrores nocturnos.

-Todo tiene su ventaja es algo que nunca experimentaré- hizo una mueca al intentar sentarse, debía llamar al médico para que le preparará otro brebaje que le aliviara el dolor de su herida, pero no podía llamarlo si Apolo seguía ahí vio que este la miraba atentamente cada uno de sus movimientos- ¿Te quedaste toda la noche aquí?

-Sí, quería asegurarme de no hubiera ningún peligro.

Pasó pesadamente saliva, claro que le aterraba ser lo obsesionado que parecía el dios con ella se sentía abrumada, cualquier sentimiento romántico que pudiera tener hacía él se esfumaba cuando pensaba en eso, prefería no analizar su obsesión hacía ella pensar que se iba aburrir o encontraría a un mortal o deidad que le llamará más la atención y se iría. Se sirvió en un vaso un poco de agua, hidratarse era importante y era lo primero que hacía al despertar, cuando estaba a punto de beber se dio cuenta la mirada atenta del dios, parecía que nunca había visto a un ser humano beber agua ¿o sería que estaba sediento? ¿los dioses podían sentir sed? Se preguntó.

-¿Quieres un vaso de agua?- le preguntó.

-No, no, solo estaba viendo, lo de la comida y dormir para sobrevivir lo entiendo e incluso son cosas que hacemos aunque no lo necesitamos porque son placenteras, pero lo de beber agua, ni siquiera tiene sabor es una necesidad que no entiendo del todo.- explicó rápidamente mientras esperaba con ansias que Adara diera un trago ¿y si Hecate lo había engañado? ¿Y si aquella poción por muy diluida poca que hubiera bastaba para matarla? ¿Qué iba ser si Adara moría?

-Me encanta tomar agua, no entiendo la gente que no le gusta es refrescante- respondió mientras finalmente bebía de su vaso, se terminó rápidamente el primer vaso no se había dado cuenta la sed que tenía hasta ese momento su garganta se sentía rasposa y seca, y rápidamente se sirvió otro vaso- debo recuperarme mañana será el cumpleaños de Alejandro.

-Es un niño inteligente, será un buen rey y contarán historias de su aventura, lo educaste bien.

-¿puedes ver su futuro?- preguntó mientras se terminaba su segundo vaso de agua e iba servirse.

-Sí solo un atisbo, pero nunca le diría el futuro de su hijo a una madre, intentaré regalarle algo que pueda resultar útil para el futuro, también es mi hijo me preocupo por él, no puedo interferir mucho porque estaría rompiendo las leyes de Zeus pero un padre cuida a sus hijos.

Se quedó mirando Apolo parecía sincero con su preocupación y su comentario de tener que cuidar Alejandro, se preguntaba si hubiera sido más cercano a él sino fuera por las reglas de Zeus, sin darse cuenta se terminó la jarra volteó a ver al dios murmuró:

La Indecisión del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora