28. Venganzas Pendientes

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CAPITULO 28 "Venganza Pendientes"

Adara se quedó toda la noche esperando que antídoto funcionara, aunque no parecía que Alejandro empeorara tampoco parecía que mejorara, mientras tanto en su mente hacía una lista de como se vengaría de Heralto, o más bien ¿Cómo podía hacerlo sin que se lo esperara? Sbía que tendría la guardia alta, esperando algún ataque ¿Cómo había terminado en eso? Ella haciendo un plan para deshacerse de él, y Heralto envenenando a su propio hijo.

Bueno no era hijo sanguíneo suyo, pero si que lo había criado todos esos años como propio ¿acaso eso no importaba?

-Su majestad debería descansar, yo me quedaré haciendo guardia- habló la cazadora

Casi se la había olvidado que Artemisa la había dejaod ahí para cuidara Alejandro, pero ahora se había convertido en la única persona en el palacio además de sus hijas que confiaba en que no le haría daño a Alejandro.

-No me molesta, en realidad no tengo sueño, y quiero quedarme aquí por si pasa lo peor, no lo cuidé, pero no quiero que pasé su último aliento solo.

-Va estar bien, no se preocupe consiguió el antídoto.

Maia se había vestido como doncella cosa rara en ver en una cazadora que siempre usaban ropa más cómoda, veía que a diferencia de muchas cazadoras no se veía tan joven, parecía tener la edad de sus hijas, aunque sabía que probablemente era mucho más vieja.

-No sé si dejarlo a mi hijo en manos del cuidado de una cazadora sea la mejor opción, es un chico, he escuchado que no les agradan mucho.

-Es un mito no los odiamos, bueno tal vez algunas de mis compañeras lo hagan pero la mayoría no, en realidad la promesa es permanecer siempre doncella y servir a la señora Artemisa.

-Me hubiera gustado ser una cazadora.

Maia pareció a punto de soltar una carcajada de incredulidad.

-¿usted? ¿no es la amante actual del hermano de nuestra señora?

-Bueno, antes de Apolo ¿lo saben todos?

-No solo lo más allegadas a Artemisa, se queja mucho de su hermano y de su vida amorosa.

-¿Y qué dice tu señora sobre mí?

-Que eres un pobre ingenua a la cual tuviste la desgracia de que Apolo se obsesionara contigo, y que por eso debemos no ser dura contigo, ya que salir con su hermano ya es bastante castigo para cualquier mortal.

Entonces eso es lo que pensaba Artemisa que su hermano estaba obsesionado de ella, Adara no pensaba así creía que el Apolo si que estaba enamorado de ella, era muy diferente a una obsesión, le había demostrado ser bastante respetuoso con sus deseos y dejado su espacio.

-¿Entonces me tienen lastima?

-Yo no señora, parece agradable, he escuchado como fueron los años en que su esposo fue a la guerra y tomo el mando del reino, fue admirable, la respeto.

-Gracias Maia, espero verte aquí más tiempo.

-Me quedaré todo el tiempo que mi señora me diga, ahora es mejor que duerma o sino no estará con energía cuando su hijo despierte.

Adara le hizo caso era extraño seguir el consejo de alguien que parecía tener la edad que sus hijas adolescentes, cuando despertó fue directo a la habitación de su hijo, y cuando entró lo encontró con los ojos abiertos aunque parecía estar muy débil.

-¿Mamá?

Adara dejó escapar una sollozo de alegría al verlo hablar fue corriendo a él, no habló mucho parecía débil y tenía fiebre, pero que haya despertado era buena señal, y Adra ahora no quería despegarse de su lado, y la única persona que dejaba que estuviera ahí era Maia que fungía bien su papel como su doncella.

-¿Viste algo? ¿Quién te atacó, hijo?

Si tenía pruebas de que su esposo había atacado a su hijo tal vez podía llevar todo a un juico, incluso un rey podía ser condenado con las pruebas y testigo suficientes.

-No, mamá, todo fue muy rápido- respondió incluso esas palabras parecían agotarlo, al menos ya no parecía estar enojado con ella aceptaba sus muestras de cariño.

No le hizo muchas preguntas más a su hijo ya que quería que descansara además tendría tiempo tal vez cuando se sintiera mejor tuviera algún recuerdo, lo único que sabía es que tenía una venganza pendiente con su esposo, ella era paciente podía esperar tiempo, pero aquello llegaría tarde o temprano.

Entonces sintió un calor reconfortante a su espalda cuando volteó se encontró con Apolo.

-Has vuelto.

-Ahora que Alejandro esta fuera de peligro me dejó salir, vine aquí en cuanto pude.

-¿Es en serio?

También Apolo para ser un dios se veía bastante débil, no quería imaginarse como Zeus tenía retenido a un dios tan fuerte como lo era Apolo.

-Sí, quería verlos en persona.

-¿Y que dijo Zeus?

-Me tiene advertido, dice que otra cosa más y me castigará en serio.

-Entonces no hagas ninguna tontería.

Apolo se cayó no quería decir que en esa amenaza también iba incluida Adara, y sabía que hacerla inmortal sin permiso era algo que Zeus no toleraría, tenía algo de miedo, pero ahora que llevaba más de la mitad de la poción con la reina no podía parar, tal vez si su padre la conociera descubriera que la reina no representaba ninguna amenaza la dejaría en paz. Su padre debía comprender que no podía estar tanto tiempo lejos de Adara estar con ella se había vuelto en algo casi adictivo, incluso si solo era por un poco tiempo, incluso si solo se limitaban a charlar.

-Ya no lo hare, reprimiré todas mis ideas locas a un par de décadas más, solo se le tiene que olvidar, últimamente anda enfadado con todos sus hijos.

Apolo no se acercó a ella pero miraba tomando su distancia Adara y su hijo con cierto orgullo, pero sin poder hacer nada entró Kaia que había entrado a la habitación repentinamente y de una manera tan inesperada que ni el mismo dios se lo espero.

-Kaia ¿Qué haces aquí?

-Escuché que Alejandro estaba mejor, quería asegurarme que los rumores son cierto ¿Qué hace aquí Apolo?- preguntó mirando todo con desconfianza.

Apolo que seguía aun aturdido ya que no se recuperaba del castigo de su padre dl todo no supo que contestar, pero Adara fue rápida.

-Me ayudo a curarlo, gracias a él ahora Alejandro está mejor y va sanar.

-Oh es un alivio.

-Estoy al servicio de la familia real de Kricia, creo que me tengo que ir, su majestad, Kaia.- respondió con una inclinación.

Entonces fue cuando Kaia lo vio, supo la verdad, ahora que había visto a su hermano, a su madre y Apolo en una misma habitación, siempre decían que Alejandro era muy parecido a su madre pero se dio cuenta que su hermano también tenía un cierto parecido al dio del sol, el mismo cabello rubio, los mismo labios. Sintió como su corazón se quebró en miles de pedazos, ganas de llorar y gritar cuando supo la verdad.

-¿Pasa algo, cielo?- le preguntó su madre.

-Nada es que estoy feliz de que Alejandro este bien, pero recordé que tengo algo que hacer me tengo que ir.

-¿No quieres quedarte?

Kaia negó con la cabeza se fue frenéticamente, al descubrir que su madre y Apolo se habían reído de ellas en su cara, de su propio padre, y del todo el reino, no podía quedar así.

Capítulo corto pero necesario para lo que se avecina, Adara teniendo un rencor muy fuerte contra su esposo, Kaia totalmente decepcionada y sintiéndose traicionada por su madre, Zeus teniendo en amenaza a Apolo, y Apolo completamente obsesionado, buena mezcla para el caos. 

La Indecisión del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora