12. Días Grises

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CAPITULO 12 "Días Grises"

El enojo que sentía hacía Apolo por abandonarla en plena noche fue tan fuerte que durante varios días solo podía pensar en su nombre para sentir una fuerte rabia en sus entrañas, nadie la había tratado con tanto desprecio (tal vez a excepción de su marido) desde que se había hecho reina, nadie se hubiera atrevido a dejarla a su suerte. Su rabia duró tanto tiempo que por unos días le costó darse cuenta de que lo extrañaba.

Y no es que antes de eso hubieran hablado mucho, pero se daba cuenta que le hacía falta su presencia, las miradas que le lanzaba, sus sonrisas sarcásticas o picaras, solo veía Apolo unas cuantas veces, cuando veía que visitaba a Joanna, pero el dios no la volteaba a ver, era como si fuera invisible para él, además no mejoraba su estado de ánimo melancólico que los días parecía mucho más cortos que antes, todo parecía más frío incluso para ser invierno, la gente parecía triste y gris.

Mientras terminaba de hacer un bordado, salió a tomar el poco sol que había durante el día, incluso el sol parecía no ser tan cálido como antes pensó, su piel de por sí pálida ahora lo era aún más era casi como si para el mismo sol fuera invisible, últimamente siempre sentía frío y tenía que ir bien cubierta, cuando estaba a punto de volver a meterse escuchó un sollozo ahogado, fue en dirección ante aquel sonido de llanto, y se encontró su hija menor llorando a lágrima viva sobre las escaleras del palacio, se sentó hacía ella le puso un brazo en la espalda, mientras le pasaba un pañuelo.

-¿Pero qué pasa, Kaia? Alguien te hizo daño.

-Mi hermana, todo el palacio murmura que ella será la elegida que solo falta fijar fecha para la boda, ¿Por qué, mamá? ¿Por qué no le gusto? Ni siquiera me ha visitado en semanas, no me ha dirigido la palabra y yo no sé que hice mal- concluyó mientras volvía a sollozar.

Acarició su espalda intentando consolarla, y sin poder evitar sentir que pasaba por lo mismo, eso la hizo sentir repulsión hacía ella misma, todo el drama se le había olvidado lo más importante los sentimientos de sus hijas.

-Aún no se ha decidido.

-Pero es obvio, nunca le gusté, nunca le gusto a nadie.

-Eso es mentira...

-¡No, no es mentira! Siempre vivo bajo la sombra de todos, Alejandro será rey y además con tan solo nueve años ya es el mejor arquero del reino, y Joanna será la esposa de un dios y seguramente se volverá inmortal ¿y yo? Solo soy la hija de en medio que no ha hecho nada, opacada por sus hermanos.

-Eres joven Kaia es muy temprano para decir que no has hecho nada, eres excelente música y con un poco de práctico probablemente alcances la...

-¡No me gusta! No me gusta tocar la lira, solo lo hice porque pensaba que si aprendía Apolo se iba interesar más en mí, soy buena en la técnica pero no le pongo alma, siempre me dijo eso mi profesor, por eso me odió desde un principio porque no toco con el alma, sintió que no era mi pasión, ¿Qué pensaba que iba a engañar al dios de las artes?

Se sorprendió siempre pensó que Kaia amaba la música, se dio cuenta lo descuidadas que tenía a sus hijas, había estado todos estos años mas concentrada en dirigir el reino que en ponerle atención a sus hijas.

-Entonces tendrás que buscar algo que realmente te gusté, no tienes que seguir en la música si realmente no te gusta, te prometo que te ayudaré en...

-¿No entiendes, mamá? Eso no importa, porque nunca seré tan buena como mis hermanos, no seré tan buena como tú, ni como papá, soy insignificante y por eso lloro.

-No te compares con nadie más, solo...

Pero su hija negó con la cabeza se puso de pie se fue dejándola con las palabras en los labios, se fue corriendo y entonces decidió seguirla pero cuando dobló por la izquierda se encontró con Dianne, la primera amante de su marido o al menos la primera que había conocido, sabía que hace tiempo que ya no se frecuentaban como antes, pero también sabía que tenían una amistad y Heralto la visitaba cada tanto.

La Indecisión del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora