CAPITULO 17. Más Miedos
Al día siguiente de su cita fallida, Adara recibió un atentado contra su vida, mientras estaba en una audiencia alguien había intentando apuñalarla, afortunadamente fallo su cometido aunque logró lastimarla pero por suerte no había dañado ningún órgano vital.
Cuando Apolo se enteró casi se volvía loco, tuvo que emplear todo su autocontrol para no incinerar al mortal sabía que Heralto lo ejecutaría aunque el dios hubiera deseado ser él personalmente quien se encargará de aplicar la condena no lo hizo, y también tuvo que contenerse para no ver a Adara en cuanto antes se esperó quedará sola. Cosa dificil ya que durante horas tuvo varias visitas, y además su hijas se quedaron con ella por horas.
-Solecito, estás aquí.- una sonrisa tonta y adormilada apareció en su rostro, ya estaba vestida con su ropa de dormir y acomodada sobre su cama.- llegué a pensar que nunca vendrías.
Le hacía ilusión verlo, ya que en el fondo no pensaba que fuera en serio que Apolo pudiera sentir algun tipo de afecto por ella, casi le parecía como una mala broma.
-¿Te duele?- le preguntó acercándose a su cama.
-Sí, digo ahora no pero antes sí... no me duele, el médico me dio no se qué para el dolor- le dijo mientras arrastraba las palabras era obvio que lo que sea que le habían dado también embotaba su cerebro..
-Puedo curarte.
-Lo sé, pero no, gracias, creo que hoy optaré por la forma lenta, se vería muy raro si al día siguiente despierto sin ninguna herida, sería sospechoso., todo el mundo vio como me hirió, por un momento pensé que era mi final.
Adara lo decía tan normal, casi le hacía parecer natural, pero Apolo no pudo evitar estremeserse mientras sentía como el miedo a perderla hacía que se sintiera insuficiente, era de los dioses más poderosos del olimpo, el segundo dios más relevante para los mortales, pero no podía evitar la muerte, y eso lo hacía sentir tan impotente.
-Pero es peligroso se te puede infectar y... Puedes morir... Soy el dios de la curación sé que los mortales son muy propensos a qué eso suceda.
-No sé me va infectar, se cuidarme, seguiré las instrucciones de mi médico y me curaré de la manera lenta y mortal, y al final solo me quedará una leve cicatriz como un recuerdo- hizo una mueca era obvio que tener una cicatriz no le hacía nada de gracia aunque lo había dicho de una forma que intentaba restarle importancia a eso.
-¿me dejas ver tú herida?
-¿Es una excusa para verme desnuda?
-Pueden ser las dos- le dedicó una sonrisa traviesa pero luego de manera seria le dijo-, pero en serio quiero ver tu herida, tal vez el doctor sea un inepto y te hirió algo peligroso y tenga peligro de morir, prometo que si es tan inofensivo como dices no curaré solo veré que todo esta bien,
Adara lo dudó pero al final se quitó su ropa de dormir para que este pudiera ver mejor su herida, parecía que estaba tan metido en su rol de dios de la curación que la trato como si fuera una paciente, no hizo ningún comentario pícaro ni la tocó con otra intensión, Apolo observó la herida, el medico tenía razón no era un herida peligrosa aunque le preocupaba que siguiera sangrando, pero decidió que si meporaba él estaría ahí cuindandola no dejaría que le pasara nada, podía curarla con un chasquido de dedos.
Le enseñó la herida vio que no era muy peligrosa pero todavía seguía sangrando, estuvo tentado a curarla pero sabía que iba a suscitar una discusión entre ambos, además de que estaría ahí, si veía que la herida le complicaba no le importaría lo que pensaran los demás y la curaría con un chasquido de dedos.
ESTÁS LEYENDO
La Indecisión del Sol
Historical FictionHeralto hizo una promesa hace diez años con el dios Apolo le daría la mano a una de sus dos hijas, si el dios le concedía un hijo varón. Diez años después Apolo viene a cobrar su trato esperando escoger a una de las dos princesas que son catalogadas...