38. Ceremonia

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CAPITULO 38 "Ceremonia"

Apolo y Adara caminaban en dirección hacia su palacio, siempre podían desaparecerse pero no le molestaba caminar solo habían pasado unos días desde que Adara se había convertido en una diosa por lo tanto seguía actuando como una mortal, pero aunque ella parecía no darse cuenta Apolo podía ver los cambios que había traído la inmortalidad con ella, todos los rasgos y atributos que le gustaban de ella ahora resaltaban más, pero lo que más le daba curiosidad era la luz que su piel irradiaba en la noche se notaba aún más, nadie sabía de que era diosa porque hasta el momento no habían visto ningún poder o control sobre algo, el dios se preguntaba si tenía que ver con la luz, notaba como ella volteaba hacía otros lados evitando cruzar mirada con él.

-¿Puedo invitar a...

-No, no puedes- la interrumpió incluso antes de que terminara de preguntar sabía que quería invitar a hijo, a su hermana, incluso tal vez a sus hijas aunque no comprendía el porque si una de ellas la había traicionado.

-¿Porque no?- volteó a verlo desafiante.

Adara podía odiarlo pero él había ganado, ahora la tendría eternamente en ese momento podía vivir con su odio sabiendo que ahora era segura.

-Son muchas razones, primero los mortales no pueden ir a fiestas como estás, segundo no puedes aún acercarte a ningún mortal hasta que sepamos que no es peligroso.

Parecía que Adara no se acordaba o tal vez prefería ignorarlo pero él había visto lo que sucedió cuando se desapareció a casa de Hecate, el guardia quedó completamente calcinado.

-Pero...

-Zeus no lo permitiría.- fue tajante ante su terquedad.

-¿Cuanto tiempo pasé encerrada? Ahí los días parecían ser iguales, perdí la cuenta.

-Cuatro meses.

-Cuatro meses.- repitió sabía que estaba pensando en todo lo que se perdió en cuatro meses.- Se supone que no me puedo casar hasta pasar el año de luto.

-¿Crees que contigo aplique eso? Mataste a tu esposo.

-Fue en defensa...

-No fue en defensa propia Adara, lo hiciste porque en serio lo querías hacer, te acuerdas ¿cuantas veces lo planeamos? Aunque en nuestros planes eran mucho más discretos, y era difícil que te atrapasen.

Odiaba que Adara actuara como si nunca lo hubiera amado, como si se le hubiera olvidado todas esas noches que pasaron juntos a escondidas, como si no sintiera ahora amor por él, caminaron en silencio, cuando llegaron a su palacio se volteó hacía ella.

-Mañana será la boda, tal vez ahora te desagrade pero debes ocultar eso, recuerda que sacrifiqué mi pellejo por ti, deben creerlo.

-Yo no te pedí...

-No lo pediste, y no me importa Adara, ahora eres mía, lo sabías cuando tomaste esa poción, y si haces alguna tontería Zeus me castigara a mi y eso me enfadaría mucho, y no quieres hacerme enojar, Ada.

La miró con severidad, Apolo podía ser igual de encatador como atemorizante si se lo proponía, Adara dio unos pasos atras pasó saliva, luego asintió, antes de meterse al palacio sin cruzar ninguna palabra.

....

A diferencia del día anterior, donde su ropa había sido tan sencilla, esa mañana mientras las musas la arreglaban y la vestían de la manera tan elegante pero al mismo tiempo opulenta haciendola ver como una auntentica diosa. Por primera procesó lo que estaba pasando, todo parecía tan veloz que no abía tenido ni tiempo para reflexionar, o al menos una parte y esa sería su boda, se sintió abrumada, quería salir corriendo, aunque tampoco era un sentimiento muy diferente a cuando se casó con Heralto.

La Indecisión del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora