22. Sospechas

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CAPITULO 22. Sospechas

En realidad el agua pareció ayudarle bastante, después de beber se sintió bastante restablecida y su mente la sentía muchísimo más clara, tal vez al ser agua del Olimpo tenía algunas propiedades diferentes, lo más seguro era eso, pensó Adara, cuando se acercó la hora de desayuno traía un leve dolor de cabeza, estaba segura que con un chasquido de dedos Apolo podría quitarlo, pero también sabía que si él no se había ofrecido a hacerlo es porque tal vez la seguía castigando por salir de su territorio.

-Estamos esperando a las princesas, le voy a decir a mis musas que toquen algo de fondo mientras desayunamos.

-O tal vez podríamos desayunar en silencio. - recomendó.

-Resaca ¿no?- le preguntó luego agregó.- Por esto tienes esa cara de pocos amigos, Dionisio también es así, cuando toma es bastante sociable y hasta tiene buen humor, un día padre lo castigo sin beber un año y se hizo un auténtico viejo amargado, te lo digo por sí te interesa.

-No creo que sea tan amargado.

-Es un auténtico aguafiestas sin beber, créeme, no te gustaría.

-No me gusta.

-No lo parecía.

-Me agradó es el primer dios que es amable conmigo y no me trata como si fuera un juguete.

-Yo te he tratado bien.- al ver que la reina se quedaba en silencio.- Adara no digas ahora que no te he tratado bien, nunca he respetado más a un mortal como a ti.

-Bueno, tal vez era hora de que alguien te enseñara un poco de modales.

Se acercaron bastante ahí estaba la tensión que había desde que habían llegado al palacio inevitablemente culminaría en un momento cuando estuvo a punto de besarlo en eso una musa anunció a las princesas ambos se separaron bastante y tomaron sus posiciones actuaron con bastante cordialidad entre ellos como si no se soportaran.

En realidad, Apolo se comportaba como un autentico caballero con Joanna, casi podía creerse que si estaba interesado, y eso le molestaba a la reina más de lo que quisiera, pero intentó ignorar aquellos sentimientos, mientras comía tanto intentaba comer pero por la resaca aunque la comida lucía deliciosa no se le antojaba mucho.

-¿Qué te parece la comida, su majestad?- le preguntó Apolo con un gesto inocente.- Casi no has probado nada ¿acaso no te gustó?

-Esta muy rico todo, no me levanté con mucha hambre hoy.- respondió ya que él sabía a la perfección porque no comía mucho ese día.

-Si en mis cocinas puedo preparar el platillo que usted guste, solo tiene que pedirlo, tengo la mejor atención para mis invitadas.

-Estoy bien, gracias.

-¿A dónde iremos hoy? Podemos ir a tú jardín.- preguntó Joanna queriendo volver a captar la atención del dios.

-No, mejor les dare un paseo a conocer a mis vacas sagradas, claro si tu madre me da permiso de llevarlas, su majestad ¿tengo su permiso? Su hija me dijo que no le agradaba mucho, quisiera llevarme bien con usted.

Casi rechinaba lo dientes, sabía que Apolo solo lo hacía para molestarla.

-Puede llevarla a ver sus vacas sagradas.

-La invitación se extiende a usted, alguien debe hacernos de chaperona. ¿va ir su majestad?

-Por supuesto.

...

Era increíble como había cambiado el clima al dar solo unos paso, de pasar de un clima frío a uno soleado pensó Kaia mientras seguía a Apolo, hace semanas que se había rendido con él ahora solo se limitaba acompañar a su hermana, y a escuchar a Joanna alabar al dios cada vez que tenía oportunidad, y escuchar hablar de lo que haría cuando se hiciera inmortal.

Joanna juraba que Apolo estaba totalmente enamorado de ella, pero en realidad Kaia no lo veía, claro que no le iba decir a su hermana jamás lo que pensaba, pero a veces sentía que el dios era simplemente condescendiente con ella, no parecía interesarle, pero desde que habían emprendido aquel viaje había notado algo, desde que habían subido al carro del sol, que Apolo miraba mucho a su madre.

Dudaba que su madre se diera cuenta porque el dios sabía disimularlo, pero Kaia que casi era invisible para Apolo que observaba todo en silencio no pudo evitar notar eso, es más se había fijado que el dios miraba mucho más a su madre que a Joanna eso se le hacía bastante raro. Mientras caminaban su madre tropezó con un hoyo en el suelo, estuvo a punto de caer, pero rápidamente el dios apareció para sostenerla, vio como este ponía una mano en su cintura con bastante confianza.

-Tengan cuidado, el piso es uniforme aquí.- advirtió el dios.

Le sorprendió el tiempo que la mano de Apolo se quedó en la cintura de su madre, pero aún más que su madre no hubiera hecho nada para apartarlo, la reina siempre había sido correcta, demasiado recatada escuchaba que comentaban algunos soldados, y ver que su madre no hacía nada para apartar Apolo hizo que se sintiera incomoda, y empezara a crearse imágenes en la mente, imágenes imposibles.

Los vigilo durante un tiempo más pero no vio ningún comportamiento sospechoso, en cuanto vieron al ganado bovino el dios no dejó de hablar como eso, vio como su madre bostezaba mientras Joanna fingía estar muy interesada, cuando la explicación del dios estaba siendo bastante aburrida.

Cuando volvieron al palacio Apolo murmuró:

-Princesas mis musas les tienen preparadas otra sorpresa para el almuerzo, las veré más tarde.

-¿Madre no esta invitada?

-Esta más planeado para chicas jóvenes, su madre se aburriría.- contestó de inmediato Apolo.

Espero que su madre dijera que podía acompañarlas, que no le importaba pero la reina asintió dándole la razón al dios, comportamiento extraño porque antes su madre apenas las dejaba solas, últimamente parecía que pensaba que ya eran lo suficientemente grandes para cuidarse así misma, en realidad últimamente Adara parecía bastante distraída.

-Sera mejor que vayan.

Joanna estaba tan concentrada en agradarle a Apolo que no parecía darse cuenta de aquellos cambios, en realidad Kaia no se había dado cuenta de eso hasta que se rindió, siguió a las musas pero Kaia no pudo evitar antes de girar por el pasillo mirar hacia atrás, y vio que tanto el dios como su madre aunque conservado su distancia se habían quedado conversando, algo extraño porque según su hermana su madre no soportaba al dios, ¿porque hablaban como si se trataran ahora de viejos amigos?

Gracias por leer

La Indecisión del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora