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Erick Dagher...

— ¿tú la vestiste?. — pregunta de mala manera.

— Era urgente Cris, Ashley me contó que es alérgica a la fresa y ella comió fresa. Teníamos que salir rápido. — explique.

que sea la última vez que tocas a mi novia.

Simplemente lo ignore, no iba a pelear en este momento, llegamos al hospital y la cargué en mis brazos y la lleve con un doctor de urgencia. Rápidamente la acuesta y yo le expliqué lo que sucedía. Luego ambos nos quedamos esperando afuera de la sala, sentados frente a ese lugar.

— ¿Así que te acostaste con Ámbar? — dice riendo.

— No me lo recuerdes, estaba muy ebrio, demasiado. — expuse con indignación.

— Pero hoy a la mañana ya no estabas ebrio, y esos ruidos se escuchaban hasta mi habitación.

— Y si, si ya había tenido sexo no me quedaba otra. — suspiré.

— ¿Y por qué te pones así?  — pregunta.

— Porque no tenía que acostarme con ella, tenía en claro que a Ámbar le parezco atractivo porque me lo dijo pero y le dije que no se podía fijar en mi que nunca nada iba a pasar. Y como siempre cagándola.

— Bueno, pero son cosas que pasan. O sea lo malo es que es que ella siendo amiga muy cercana a Emi se haya metido contigo, ¿Entiendes?.

— Si lo sé. —  obviamente no iba a decirle que me preocupaba Emily, porque ahora me va a odiar.

A la hora, sale una doctora y se acerca a nosotros.

— Bueno, ya pudimos controlar todo su organismo, si tardaban un poco más en traerla no iba a llegar tan estable. Ella aún sigue dormida despertará durante el día así que si quieres puedes entrar o ambos. — explica.

— Muchas gracias doctora. — dijimos ambos.

Entramos y ella aún seguía durmiendo, Cris se sienta agarrando su mano y me mira.

— Si tienes que irte hazlo, yo me quedo con ella. — me dice y yo lo sentí como una orden, pero no me iba a ir.

— No, tranquilo que no tengo que hacer nada.

— Erick, quiero que te vayas. — dice Emily abriendo sus ojos de a poco.

— ¿En serio? — dije sin creerlo y ni Cris podía creerlo.

— Vete ahora mismo.

Me fui, muy indignado pero hice lo que ella quería, tenía muchísima rabia, no sabía si llorar o agarrarme a golpes con cualquiera que se cruce.
Directamente fui a la casa de mi padre, estaría un rato ahí para poder estar solo un rato.
Al llegar estaba Mariana, aparentemente no sabía nada de lo de Emi.

— Hijo, ¿Estás bien?  — pregunta mi padre apareciendo.

— No, voy a quedarme un rato en mi habitación. — dije subiendo.

Mi Última Razón ©✓.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora