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Emily Kelley...

Cuando por fin logré conseguir el sueño se había despertado Hallie, la cargue en mis brazos y baje para hacerle el biberón, estaba Bella ahí.

— Buenos días, no haz dormido nada, ¿Verdad?. — me pregunta — te escuché hasta tarde llorar y te vi conectada muchas veces.

— Si, hace un rato me dormí, casi una hora. Buenos días.

Continué preparando el biberón. Pensaba en Ashley, no sabía absolutamente nada de ella desde que me fui, tampoco recibí mensaje ni nada solo de John y Martín.
Hoy iba a irme a la casa de Cristián, dónde las nenas tenían su propio lugar, sus cosas que algunas seguían ahí y más de Hall, más que la abuela está sola.

— ¿Quieres que la cuide y tú descansas?. — me pregunta amablemente.

— Debo hacer cosas, no te preocupes.

Luego que de ambas ya estaban despiertas, de que acomode un poco la habitación, quería irme ahora al mediodía.

— David, nos vamos. — dije firmemente.

Buenos días Emi, está bien.

Subimos al auto y él comenzó a conducir.

— ¿A dónde iremos? — pregunta.

— Dónde vivía Cristián. — él me mira seriamente — ahí está su abuela y yo puedo vivir ahí.

— ¿Por qué no te quedas con tu mamá?.

— Porque las nenas no tienen muchas cosas acá, aparte Cristián me dejó a cargo de su abuela y de la casa mientras esté en está situación con Erick.

— Está bien, entre los dos hermanos no sabes cuál es peor.

— Y son hermanos. Hablando de eso, a veces quisiera que mi madre no se haya enamorado de Santiago. Me siento tan incómoda.

— Si, es rara toda tu familia.

— Hace poco empecé a pensar que mi padre tal vez está vivo, porque entre tantas mentiras yo ya no creo nada. Y siempre sospeche de su muerte pensaba más que estaba desaparecido.

— Te entiendo, ¿Por qué no averiguas? Así como averiguaste del padre de Cristián.

— Para eso me ayudó mi madre y ahora no podré decirle sino va a meter excusas si llega a ser verdad lo que sospecho.

— Tu abuela te ayudará y yo también. La familia de John o Jacob también.

— Está bien tienes razón.

Llegamos y me ayudó a bajar, tocamos el timbre y a los minutos nos abre la señora que limpia y cocina.
Entre y busque a la abuela quien estaba en la sala mirando televisión.

— Hola Georgina, ¿Cómo te sientes? — pregunté acercándome.

— Mi niña, te encuentras bien, cuando me alegra verte. ¿Esas marcas te dejo Cristián? No puede ser como te lastimó.

Mi Última Razón ©✓.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora