Mi Última Razón ©✓.

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Emily Kelley...

Es el día de mi boda, al final me quedé en mi cuarto para poder cuidar de mi hija y que me maquillen y puedan peinarme acá.
No vería a Cristián hasta el momento de la iglesia, ahora estaba con Bella y Ashley.

Ellas me hablaban mientras que una de las chicas me maquillaba y la otra me peinaba.

— Cambia esa cara Emi, este tendría que estar siendo el mejor día de tu vida. — dice Bella mientras estaba sentada con Abril en brazos.

— No lo es. — y la chica del maquillaje me mira sorprendida.

— Es todo un proceso, solo yo puedo entenderla. Pero te tengo una sorpresa para más tarde. — dice Ashley.

— Me voy a morir intrigada.

A las horas Bella se tuvo que ir, Ashley terminaba de bañar a mi hija y golpean la puerta de mi cuarto y Ashley sorprendida deja entrar a esa persona.

— ¿Que haces acá?. — pregunté seriamente.

— Perdón Emi, perdón por desaparecer así. — dice Ámbar queriéndome abrazar y me aleje.

— Puedes irte de mi cuarto por favor. — las chicas la sacan y volvimos a lo nuestro.

Estaba por ponerme el vestido y ya estaría casi lista, me puse esos detalles que me dio Erick, tenía un pensamiento horrible en mi mente, quería hacerlo pero no al mismo tiempo.

— ¿Con quién vas a entrar? — pregunta Ashley.

— Con Santiago, obviamente.

— Me alegro que yo pueda ser la madrina de tu casamiento.

— Se supone que ya tienes que irte y llevar a Abril.

— Si, luego nos vemos.

Ella se fue y yo agarre mi celular y bajé a la sala. Estaba soportando las ganas de llorar por no querer arruinar el maquillaje, entran a la casa y era Santiago.

— ¿Ya estás lista?. — entra a la sala — WoW estás muy preciosa.

— Gracias. — lo abracé y mis lágrimas caían.

— No tienes que hacerlo. — me da consuelo.

— Ya es muy tarde pa. — él seca mis lágrimas y sonríe.

— Si no quieres casarte y temes a decirle "no acepto", haremos que lo impidan ¿Que dices? — yo me reí a lo dicho

— Eres un tonto — me reí nuevamente. — no quisiera lastimarlo.

— Pero te lastimas a ti.

Subimos al auto y el chófer condujo hasta la iglesia, al bajar, agarró del brazo a Santiago y comenzamos a caminar, ahí me estaba esperando Cristián y toda nuestra familia observando todo.

Mire a un costado y estaba Ámbar, pero estaba sola.

Hicieron toda la misa, lo cual no escuché casi nada porque mi mente no estaba en ese lugar, Cris me agarraba de la mano pero yo lo soltaba.