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Emily Kelley...

Llegando a nuestra casa, entramos lentamente ya que estaban todos durmiendo aparentemente, Erick me aprieta contra la pared y me besa, sonrió sobre sus labios y me carga subiendo por las escaleras, aún besándome mientras estábamos entrando a la habitación.

Cierra con seguro y me acuesta lentamente sacando lentamente mi falda y mis bragas, comienza a dar besos por mis muslos, con su dedo acaricia mi parte y pasa su lengua lentamente, apreté la sábana mientras que mi respiración se agitaba, mi corazón se aceleraba. Continuo con el sexo oral haciéndome llegar a mi orgasmo. Largue un ligero gemido, él sonríe y vuelve a besar mi boca mientras que yo sacaba su camisa, saque su pantalón y me arrodille tocando su erección y metiéndolo en mi boca y Erick comienza a gozar.

Lo tire a la cama y me subí encima de él sacándome el top quedando con mis pechos a su vista, me pone abajo de él y comienza a besar mis pechos, lentamente fui sintiendo su erección entrando en mi y comienza a moverse, por fin después de tanto tiempo estamos teniendo sexo normalmente, sin preocupaciones por nuestra niña, estábamos libremente.

Luego de varias horas de sexo, estaba dormida, había caído rendida en un profundo sueño abrazada a mi novio.

De repente escucho voces a lo lejos, mire la hora, cinco y media de la madrugada, no sentía a Erick a mi lado.

Me senté en la cama tapándome y Erick hablaba en el pasillo de las habitaciones. Me enrolle en las sábanas y salí toda desconfiada.

— ¿Qué haces Erick? — dije y al ver estaba con Ashley y Zoe en brazos. — perdón amor.

— Anda a cambiarte princesa y vuelve a la cama. — dice y Zoe lo abraza fuerte y sigue durmiendo.

Entre y me vestí rápidamente con un pijama y entra Erick.

— Zoe se había despertado asustada y empezó a llorar, me vestí y fui a buscarla. Ashley quedó durmiendo con Hal.

— Está bien amor, acuestala así seguimos durmiendo. — dije y hace lo que dije, él me abraza y continuamos para dormir.

Un mes más tarde.

Ya estábamos organizando el cumpleaños de Zoe, su segundo añito. Íbamos hacer una gran fiesta en nuestra casa.

Estábamos con los últimos preparativos, lamentablemente no podré invitar a Georgina, la abuela de Cristián, pero estará mi abuela por suerte.

— Amor, ¿Puedes ir a buscar a la abuela la casa? — pregunta Erick ya que ella vive acá en Los Ángeles.

— Está bien, pero cuidas bien de las niñas. — dije saliendo y me encuentro con Aarón.

— ¿A dónde vas? ¿Te acompaño?.

— Está bien, vamos.

En el camino, íbamos en silencio por suerte para nada incómodo, estaba emocionada por poder festejarle el cumpleaños a mi hija, que pueda estar con nosotros.

— ¿Estás emocionada? — pregunta Aarón encendiendo un cigarro.

— Pues si, pero por parte me siento mal por tener que trabajar por la noche en vez de quedarme. — exprese un poco sentimental.

Mi Última Razón ©✓.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora