Capítulo 8
* * * P.V.A * * *
Tengo que calmarme, tengo que olvidarme ahora de los miedos que me ha provocado ver que Genji esta a la misma altura que mi hermano en cuanto a violencia. Son fieros, y lo peor de todo, parece gustarles. Ahora tengo una inquietud interna que antes no existía.
Inhalo profundamente el humo del cigarrillo cuando se enciende, mientras Genji acerca la llama para prenderlo, tratando de no mirar su ojos. Aún no estoy segura de haber enterrado todo mi asombro, y no quiero que me pregunte, porque no estoy nada segura de no hablar más de la cuenta. Es algo que me suele pasar cuando estoy nerviosa o alterada.
-Gracias. –Susurro tras despegar el cigarro de mis labios, alzando la vista mientras sonrío fugazmente. Él continúa con semblante meditabundo, como queriendo decir algo, pero no muy convencido.
-¿Estás bien?
-Sí, sí, claro. Sólo estoy recuperándome aún. Gracias, de verdad. Será mejor que nos vayamos ya. –Digo luchando contra todos los pensamientos que me invaden, tratando de sonar normal, a pesar de que el miedo no se me ha ido.
-Puedo acompañarte si quieres.
Genji parece tan sorprendido como yo de haber dicho eso, pero he de admitir que en mi interior sonrío al ver su cara, en la que por fin puedo vislumbrar lo más profundo de él, alejado de toda la pompa de líder y machito. Me encanta esa mueca de susto que se le queda, porque parece un niño ruborizado y temeroso que intenta ser valiente.
-No, no es necesario. Has hecho bastante por mí por unos meses. –Me burlo con una sonrisa nerviosa, porque pensar y continuar mirando su rostro de ese modo me ha subido los colores. Soy idiota. –Además, es tarde y tú tendrás que volver a tu casa... ¿vives muy lejos?
-Muy cerca de Shinjuku.
-Joder, pues un poco lejos, sí. En serio, Genji. muchas gracias, pero no puedo molestarte más. Pensaré en la forma de agradecerte esto.
El guarda silencio mirándome mientras hablo, y después comienzo a alejarme un poco tras volver a agradecérselo. Pero antes de distanciarme lo suficiente, dos hombres salen de un bar por el que acabo de pasar, borrachos como cubas, con lo que visto que no es mi noche, ambos comienzan a gritar y reír.
No puedo evitar sentir que el miedo y los nervios vuelven a ponerse a flor de piel cuando los oigo caminar detrás de mí.
-¡No corras tanto, bonita! ¡Queremos conocerte!
Sin poder creerme que esté pasando esto después de lo ocurrido hace sólo veinte minutos, me paro en seco girándome para contemplar con pasmo a los dos hombres, sintiendo que me quedo bloqueada automáticamente después.
Unos segundos más tarde, antes de que los dos desconocidos lleguen hasta mí, Genji aparece muy tranquilo y se pone a mi lado, mirando a ambos con un semblante serio, pero más relajado que con el primer tío.
-Dejad de molestarla.
El comentario firme de Genji es suficiente para que los hombres paren y se lo replanteen.
-Siempre tienen novio... habrá que probar dentro otra vez.
-Perdona tío, y perdona preciosa.
Sorprendida veo como se alejan mientras hablan tras despedirse, sin montar alboroto. Hombres listos, gracias al cielo... Genji me distrae sacándome de mis pensamientos al hablar, girándose para mirarme unos segundos.
-Te sigo, sé que vives cerca, pero no sé dónde exactamente.
-Vivo en los apartamentos de Shirakawa. –Murmullo, mirándole un poco abstraída mientras él asiente y comienza a caminar, decidido a acompañarme sin más preguntas.
Un segundo después comienzo a seguirlo, poniéndome a su altura tras eliminar la estúpida sonrisa que se ha formado en mi rostro. Tengo que controlarme un poco, no tengo 15 años. Además, no es lo que más me conviene ahora que descubra que me gusta... saldría huyendo más que seguro.
De nuevo vuelve a tomar la palabra después de unos largos minutos incómodos en silencio.
-Quizás no deberías andar sola a estas horas por aquí, no es un lugar muy seguro.
-Bueno, tengo este turno y trabajo aquí: no tengo más remedio. Necesito el dinero para no depender de mi padre más de lo que lo hago.
-¿Y qué tiene de malo si él lo hace porque quiere, aunque sea en parte?
-Bueno, simplemente no quiero tener que deberle mucho. Es un completo gilipollas que ha arruinado a mi familia. Piensa que sólo existe su punto de vista y hay que obedecerlo en todo.
-Eso es muy típico de los padres. –Murmura mientras mete las manos en los bolsillos y mira al frente.
Supongo que tener un padre líder de un grupo de la Yakuza debe ser jodido. Intentaré sacarle algo, porque la curiosidad me mata.
-¿Y tú qué tal te llevas con tu padre? Bueno, parece que por tu cara no muy bien. –Añado sonriéndole, haciendo que desvíe la vista.
-No tengo mucha relación con él.
-Supongo que es un hombre ocupado. ¿Es tan serio como tú? ¿A qué se dedica?
-No vamos a hablar de eso.
-Estaba tardando en salir tu lado borde. –Comento sonriendo, observando como me mira directamente con algo de sorpresa por mi sinceridad. –¿Eres así con tus amigos también? –Me burlo al ver su cara.
-No se me da bien hacer amigos.
-Bueno, el comienzo es dejarse conocer, Genji. Y después conocer al otro. Yo quiero ser tu amiga, y no puedo empezar si lo único que sé de ti es que eres bueno peleando y un borde.
-Prácticamente es todo. –Suelta de forma seca, tratando de no mirarme, haciéndome creer que no le importa nada.
-Claro que no, pero no quieres mostrarlo a los demás. No es una debilidad, todo lo contrario. Contar tus problemas requiere de valor, porque supone comenzar a afrontarlos, y hacerlo con ayuda siempre es mucho mejor.
Parece por la mirada que me echa que le he hecho reflexionar, así que simplemente le sonrío con cariño mientras nos paramos frente a mi edificio. A lo lejos veo a alguien apoyado en mi puerta, con lo que el pánico me entra el pensar en que sólo puede ser Tamao. Mierda, tengo que largarme ya.
-Espero que te lo pienses y me dejes ayudarte, aunque sea un poco. Muchas gracias por lo de esta noche, Genji. – Me apresuro a decir con sinceridad, para después ponerme de puntillas y besarle en la mejilla, alejándome después con premura tras sonreírle y desearle buenas noches.
Igual me he emocionado besándolo, pero no lo he pensado tan siquiera. Me he puesto tan nerviosa que he actuado sin pensar, rezando porque mi hermano esté abstraído en su mundo y no haya visto quién era.
Subo corriendo las escaleras vislumbrando como Genji se aleja, lo cual me alivia tremendamente, llegando al rellano donde me encuentro cara a cara con Tamao. Intento recuperar el aliento antes de hablar, pero él lo hace primero mientras frunce el ceño levemente.
-¿Quién era se tío? ¿Estás saliendo con alguien?
-No, es sólo un compañero de trabajo que me ha acompañado porque he tenido un problema con un tío en la calle.
¡Mierda! Ya estoy hablando de más por los putos nervios. Su ceño se frunce más y no tarda en preocuparse, pidiéndome explicaciones.
-¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
-Sí, sólo han intentado robarme, pero no ha pasado nada, Tamao. ¿Qué haces tú aquí a estas horas? ¿Ha pasado algo? –Cambio de tema, a ver si olvidamos mi asunto.
-No, es sólo que quería verte y que hablásemos. El otro día nos pasamos. No podemos estar jodidos siempre, Airi. No ahora que volvemos a tener otra oportunidad.
Siento que sus palabras son un bálsamo, ya que me muestran que mi hermano sigue teniendo aún ese lado protector y cariñoso que antaño me demostraba, con lo que me sumerjo en el silencio y simplemente lo abrazo con ganas, diciéndole cuánto lo quiero.
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I wanna change
FanfictionGenji intenta hacerse con el liderazgo de Suzuran en el último año luchando contra Serizawa, y todos los problemas que se van sumando, descubriendo que unir a los cuervos es más difícil de lo esperado, sobre todo, cuando tendrá que lidiar con sus se...