I wanna change

Capítulo 49

Capítulo 49

* * * P.V.G * * *

-Genji, venga. Déjalo ya. Has bebido demasiado.

Ignoro la voz de Ken y vuelvo a vaciar el vaso sintiendo que me cuesta enfocar con claridad, porque el local empieza a dar vueltas. No me importa una mierda.

Han pasado dos días desde el incidente del instituto, y no puedo parar las palabras de aquel tío, ni las de Serizawa dentro de mi cabeza, recordándome lo mediocre que estoy siendo. Mi padre va a burlarse de mí lo que le queda de vida, y yo seré un cero a la izquierda para siempre, humillado. Ken habla de nuevo mientras siento que me quita el vaso y lo aleja.

-Oye, no puedes rendirte ahora, ¡tienes que seguir, Genji! Hay solución aún. ¡Venciste a Serizawa dos veces, eres muy capaz!

Su voz denota que esto para él también es importante. Otras veces me ha contado que está viendo cumplirse su sueños en mí, pero tampoco entiendo que se ponga de esa forma. A pesar de todo sé que tiene razón, pero no encuentro las maneras ni las ganas para achicar toda la mierda que me está ahogando.

Lo miro tras unos minutos y hablo con un tono tenue y lleno de dejadez, que camufla malamente mi frustración y cansancio.

-Ahora mismo no me respeta nadie de Suzuran por lo de la tregua. Para colmo esos cabrones calvos están yendo a por todos menos a por mí. Me están jodiendo bien y no puedo soportar más esta rabia. Desde que ha empezado esta semana han atacado a Makise, Chuta... y del bando de Serizawa a Tsutsumoto y otros dos que no conozco de su clase.

Me llevo las manos a la cara sintiéndome profundamente jodido y muy perdido. No puedo ir a por esos tíos sólo porque perdería, y lo único que haría con ello sería deshonrar a Suzuran al ser su líder. Pero si no hago nada todo se derrumbará igual.

Siento que la cabeza me da vueltas ante tanta pregunta. Estar borracho no ayuda a pensar con claridad, y finalmente y tras un suspiro, dejo que en un susurro salgo mi última frase.

-No sé que hacer, Ken.

-Yo te voy a ayudar, como hasta ahora. –Me contesta de forma solemne, haciendo que lo mire antes de volver a hablar. –Vas a demostrarles a todos que eres digno de ser el número uno de Suzuran, y que eres capaz de asumir tu responsabilidad y enmendar tus errores.

-Ken, sabes cómo soy. No sé acercarme a la gente de ese modo.

-Claro que sí. Has conseguido tener amigos. ¡Mira Makise o Chuta! Te preocupas por los que te importan, y eso es lo que vamos a demostrarle al resto. Lo primordial es conseguir la confianza y respeto de los cuervos, porque vais a necesitar toda la unión posible si queréis vencer a Housen. Pare ello tienes que sincerarte con todos los de Suzuran, no vale ya ir de machito, tienen que ver tu arrepentimiento y voluntad de resolver lo que has empantanado.

-Tengo que decirles que me he equivocado y voy resolverlo. –Murmuro entendiendo por donde va.

-Eso es. Entonces, cuando hayas dejado claro eso, debes pedirles ayuda. Tienes que hacerles ver que debéis ser uno, porque el enemigo está ahí fuera. Necesitas su fuerza para derrotarlos.

Yo asiento mientras me doy cuenta de que es la única opción, y de que va a ser muy difícil todo eso. Me va a resultar muy duro por como soy, pero Ken me ha demostrado desde que lo conozco que un hombre no es nada si está solo en su camino. Tengo que echarle huevos. De pronto una pregunta asalta mi mente, y me dirijo a Ken para buscar respuestas.

-¿Cómo puedo llevar el mensaje a todos? Debo decirlo yo en persona, pero son demasiados como para ir de uno en uno o en grupos... El mensaje podría tergiversarse.

Él piensa unos instantes mientras deja la mirada perdida, y entonces tiene una idea. Vuelve a mirarme.

-En mi tiempo había megafonía en todo el instituto. Si funciona, es un medio estupendo para que todos te escuchen. Y a la vez.

Ambos nos miramos unos instantes y nos damos cuenta de que ya está todo dicho. Ahora viene lo complicado: ponerlo en práctica, pero pienso esforzarme y demostrarles a todos de lo que soy capaz.

Antes de que volvamos a hablar, alguien habla a mi espalda, haciendo que ambos nos giremos. Por culpa de la música no reconozco su voz hasta que me giro.

-Genji, ¿podemos hablar?

Debo de haber puesto una cara de gilipollas descomunal al hallar en frente a Airi, mirándome fijamente con cara seria y digna. Antes de que diga nada, Ken se levanta rápidamente.

-Bueno, yo me voy, chicos. Ya nos veremos. Te veo mañana, Genji.

El muy cabrón está casi en la puerta cuando me doy cuenta, y ella sigue clavando sus ojos en mí. Estoy demasiado impresionado al verla hablándome por su propio pie como para hablar en mi tono habitual, igualmente me esfuerzo por hacer ver que todo me da igual.

-¿Qué quieres?

Ella se sienta a mi lado mientras yo miro al frente, cogiendo el cigarro a medio acabar del cenicero para fumar con indiferencia. Unos segundos después comienza a hablar con tono firme.

-Mi hermano me ha contado que ibas a disculparte el otro día. También me ha dicho que si fuiste así conmigo fue para que me alejara de ti porque no quieres nada con nadie, y yo me hice demasiadas ilusiones.

La miro e intento que no se me note el asombro y el miedo que de repente ha surgido al conocer que Serizawa le ha contado la verdad, mientras no tengo ni puta idea de qué decir o hacer. Tengo que dar gracias de que ella siga hablando ante mi silencio. Parece muy segura e indiferente ante lo que está ocurriendo, pero noto como sus manos tiemblan, signo de que está igualmente nerviosa.

-Con esto no quiero que pienses que las cosas van a volver a ser como antes. No voy a molestarte más, me ha quedado todo claro, y lo he pasado lo suficientemente mal como para aprender la lección. Lo nuestro es imposible y lo será siempre. Ahora estoy con alguien, así que puedes estar tranquilo de que te digo la verdad.

-¿Por qué me dices todo esto? –Es lo único que soy capaz de preguntar con el pedo que llevo, y con lo asombrado que me encuentro. Ella me odia, no sé porqué viene a hablarme de buen rollo, a pesar de saber la verdad, debe pensar que soy un capullo aún.

-Porque somos lo suficientemente mayores como para dejar atrás las historias de parvulario. No sé tú, pero yo necesito normalizar esta situación y poder seguir viviendo como antes, sin miedo a pensar que vas a estar aquí, sin alejarme de mis amigos por no verte... Las cosas están claras ahora, así que empecemos de nuevo sin malos rollos.

-¿No estás enfadada conmigo?

-No, no tiene sentido. No puedo obligarte a algo que no quieres. Lo único que deseo ahora es poder dejar atrás el pasado. ¿Qué me dices?

Callo unos instantes mientras miro sus ojos. Sigue firme y decidida, y eso me impresiona muchísimo. Parece que después de este tiempo se ha endurecido y lo tiene todo claro. De repente al pensar aquello siento una fuerte atracción hacia ella, pero la reprimo con fuerza y hablo.

-Sí, estoy de acuerdo. Debí ser más claro y menos radical. Lo siento.

-Gracias. –Responde secamente, levantándose del taburete, pero sin moverse aún. De pronto me tiende la mano derecha mientras me mira. -¿Amigos entonces?

Miro su mano unos segundos y siento que no estoy muy convencido de aquello, pero lo prefiero antes de seguir metidos en esta mierda, así que girándome un poco, estrecho su mano suavemente.

-Sí, claro. –Digo en un susurro, para después soltarla y que ella musite un bien, largándose automáticamente después con velocidad.

Cuando me doy cuenta, estoy vuelto hacia atrás para contemplar como se aleja.