Capítulo 67

2 1 0
                                    

Capítulo 67

* * * P.V.S * * *

Avanzo por los pasillos dirigiéndome a la clase C de tercero cuando al encontrarme con Izaki me dice que han llevado allí a Genji, y que aún sigue porque ha pasado de ir al hospital.

Pienso que está loco casi al instante, porque es un milagro que Taiga y los suyos no le hayan matado después de tal paliza, que en parte se ha ganado. No obstante, apenas he pensado en eso en la hora y media que ha transcurrido desde lo sucedido, porque la imagen y palabras de Airi no abandonan mi cabeza.

Ha tenido que tomarse un ansiolítico porque la histeria y el llanto no la han dejado tranquilizarse. Ha tocado fondo del todo cuando el asunto ha explotado sin control y sin aviso para ella, y me he dado cuenta cuando en la conversación, ya en el momento en que la pastilla había hecho efecto y ella había dejado de llorar, me ha dicho que va a volver a casa, a Nagoya, en cuanto haga los exámenes.

No sé qué pensar. Igual lo dijo por el calentón del momento, porque renunciar a la carrera que tanto le gusta y que le ha costado obtener, y volver con el rabo entre las piernas a verle el careto a mi padre, no tiene que molarle nada. Pero quizás de veras no pueda enfrentarse a que todo se le haya complicado tanto, y Genji vaya a pasar de ella de verdad, o quién sabe qué cojones pueda ocurrir ahora.

Dejo atrás todo lo relativo a mi hermana, consolándome con saber que al menos la he dejado en manos de Ruka, quien por suerte ha podido quedarse con ella, centrándome cuando aparezco por el pasillo de tercero.

Fuera ante la puerta cerrada veo a Makise, Tokio y Chuta, que se callan cuando llego y hablo mientras contemplo sus caras serias.

-¿Cómo está? –Pregunto sacando un cigarro con tranquilidad, escuchando a Makise.

-Se despertó hace rato. No nos ha dejado ni tratar de curarle lo más serio antes de decirnos que lo dejáramos solo y nadie lo molestara. No ha salido de ahí dentro desde que lo trajimos.

Se hace un incómodo silencio que dura unos minutos que parecen años, hasta que Tokio toma la palabra de forma débil y vacilante, mirándome a los ojos para hallar la verdad.

-¿Tú hermana está bien?

-Le ha costado calmarse. –Es todo lo que contesto ante de darle una calada al cigarro y cambiar de tema-. Voy a entrar. Dejadnos solos, yo me ocupo.

Los chicos dudan mirándose entre ellos, pero nadie me contradice y se alejan de la puerta despacio mientras me acerco a ella y la deslizo suavemente tras otra nueva calada. Mi cerebro se adelanta a pensar qué voy a encontrarme, y me pregunta que por qué hago esto.

Genji está tirando sobre el sofá raído y negro que tenemos en el patio trasero, y supongo los chicos trajeron aquí para ponerlo cómodo hasta que despertara, y ni siquiera se gira para mirarme.

Camino lentamente hasta la primera ventana de la clase, quedando frente a él desde el otro extremo del cuarto, pero tiene los ojos cerrados y una mueca de dolor dibujada en la cara, la cual está echa un cristo por la paliza. Al menos se ha limpiado la sangre con una toalla que ahora descansa sobre un pupitre, y sólo la hinchazón y el amoratado quedan en su rostro.

No hablo ni me muevo hasta que él abre los ojos, en realidad el derecho más que el izquierdo, el cual se llevó la peor parte, y se incorpora despacio entre quejidos para sentarse. Se queda mirando al suelo con la cabeza gacha, y dejo de verle la cara cuando todo su pelo revuelto lo tapa.

-Lo siento –murmura casi entrecortadamente-. No sé si le habrán hecho algo a tu hermana.

-No. –Agrego tras un largo silencio en el cual vuelvo a inspirar humo-. Narumi la ha dejado simplemente. Ha tenido un ataque de nervios y se siente mal por él y por ti.

I wanna changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora