Capítulo 3

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Capítulo 3

* * * * * P.V S. * * * * * * *

-¡Para, soy yo, Tamao! –Grito mientras me cubro la cara, alucinando de que mi hermana se dedique a pegarme frenética, sin ni siquiera abrir los ojos para ver quién coño soy.

Cuando por fin para, descubro como su semblante cambia con velocidad. Se la ve muy asombrada de verme allí. No la culpo, me ha costado decidirme.

-Tamao... cómo has cambiado. –Dice aún con aquella mueca de incredulidad, mirándome fijamente.

-Bueno, tú también, hermana. Ha pasado mucho tiempo, ya somos adultos.

Airi no dice nada, simplemente deja que los segundos corran para después abalanzarse sobre mí, abrazándome con una fuerza que creía imposible en alguien tan flacucho como ella. Al final sucumbo a los sentimientos que se agitan dentro de mí y la correspondo, sintiendo en aquel instante, a la vez, todos los momentos en que la he echado de menos y he anhelado el pasado a su lado, cuando éramos niños.

-Bueno, ¿me vas a invitar a pasar? Creía que estabas ansiosa por verme.

Ella asiente varias veces mientras sonríe por mi comentario, abriendo rápido para que entremos en el piso.

Como esperaba es un lugar muy pequeño. El recibidor es inexistente, plantándonos directamente en el salón con cocina que conforman el núcleo del hogar. El armario para guardar los zapatos de calle es lo que delimita la zona para descalzarse, así que imito a mi hermana y la sigo hasta el centro de la sala donde nos sentamos en el suelo.

Vislumbro mientras ella quita unas cajas y me ofrece algo para beber, como hay un angosto pasillo a la izquierda que lleva al baño y al dormitorio. Dos segundos más tarde, Airi se vuelve a sentar frente a mí, dándome una cerveza.

-Gracias... Dime, ¿esto lo estás pagando tú?

-Sí, Papá paga la universidad. Yo quería ocuparme de todo cuanto podía para no depender de él. Estoy trabajando a tiempo parcial en un supermercado, de reponedora.

-¿Y vas a poder trabajar y estudiar a la vez? Supongo que medicina ha de ser muy dura.

-Podré hacerlo, me esforzaré. ¿Cómo has sabido dónde vivo? –Cambia de tema, mirándome de nuevo.

-Bueno, el tío Kenta me lo ha dicho. También que pasaste por casa.

-Supongo que estás bien viviendo con él.

-Desde luego mucho mejor que en casa con nuestros padres.

Ella baja la mirada pensativa, bebiendo para después hablar.

-Nunca le coges el teléfono a mamá, y eso no es justo, Tamao. Ella no debería pagar por nuestro padre.

-Oye, tú puedes hacer lo que quieras, pero no vengas a decirme lo que tengo que hacer.

Siento como me enciendo con aquel tema, fijando la mirada en la de ella con seriedad, dándome cuenta de que debo controlar mi tono. A pesar de todo, y como era de esperar, ella responde lo que piensa, discutiendo.

-No es decirte lo que tienes que hacer, es decirte la verdad, lo que hay. La bronca siempre ha sido con él. Ella vive igual que siempre y sólo quiere que estemos bien. Que tú pases de ella la destroza.

-Airi, deja el puto tema. –Amenazo sin ganas de seguir con aquella mierda. ¿Por qué quiere remover la porquería de hace más de tres años? Solo es como mejor se está, preocupándose de uno mismo.

-Te has vuelto muy idiota, ¿sabes? Y todo por ese instituto de mierda al que vas. ¿La competición es ver quién mea más lejos, o qué? ¿Por qué no saliste de todo eso en Nagoya, en vez de seguir el mismo camino aquí?

I wanna changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora