Capítulo 32

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Capítulo 32

* * * P.V.G * * *

El cielo está nublado esta mañana y hace frío, pero no me importa, y como quiero seguir estando solo continúo tumbado en el sofá raído que hay en la parte trasera de Suzuran, cerca del gimnasio. No suelo venir aquí, así que no creo que me encuentren rápido si quieren molestarme por cualquier chorrada.

Me siento como una mierda al recordar la cara de Airi ayer. Me pasé diciéndole todo aquello, pero no tenía más remedio si quería cortar de raíz con todo este asunto.

La verdad es que no esperaba sentirme tan jodido, y cada vez que me doy cuenta de que eso escapa a mi control me cabreo más, y me siento más gilipollas si cabe.

Con enfado le doy una patada al reposabrazos del sofá, llevándome después una mano a la cara mientas trato de olvidar lo culpable y miserable que me siento, no sólo por haberle mentido y hacerle daño, sino por darme cuenta de que realmente siento algo por ella al saber que nunca más va acercarse a mí de nuevo, lo que hace que sienta algo extraño que no sé definir.

Lo hecho está hecho, ya no puedo volver hacia atrás, y lo mejor para todos es que piense que soy un hijo de puta que sólo quería tirársela, y continúe su vida lejos de todo nuestro caos.

Con esos pensamientos me levanto del sofá dispuesto a ir a beber o a buscar bronca, lo que antes aparezca en mi camino para olvidar y centrarme en Suzuran exclusivamente, que falta hace después de la pelea, ya que ahora está patas arriba.

Mientras avanzo rebuscando el paquete de tabaco en el bolsillo de mi chaqueta, escucho a lo lejos la voz de Serizawa, gritando con rabia que salga de donde me esconda.

Dejo el paquete donde estaba, caminando hacia su voz. Al salir de la zona del gimnasio lo encuentro avanzando hacia mí, caminando por el patio delantero. Su rostro cambia cuando me ve aparecer. Ya sabe lo de Airi.

-¡Voy a matarte, cabrón! –Me grita cuando está casi encima, lanzándome un increíble puñetazo que me derriba. Está muy enfadado.

Mientras me levanto me agarra de la pechera y continúa golpeándome la cara con toda la brutalidad que puede, volviendo a dejarme caer tras un gancho que hace que escupa un chorro de sangre. Creo que me acabo de quedar sin un par de muelas.

-¡Te dije que la dejases en paz! –Grita mientras me patea las costillas con saña, pero yo le detengo al sujetarle una pierna, derribándolo.

Me impresiona que se levanta tan rápido, pero con suerte yo también lo he hecho. No tengo ganas de pelear con él, porque entiendo que tengo la culpa, pero tampoco voy a dejar que me linche.

Paro uno de sus puñetazos, devolviéndole instintivamente el golpe, que hace que sangre por la nariz, pero después vuelve a golpearme en la cara, pasando a continuación a tirarme al suelo tras una potente patada. Vuelve a gritarme mientras se acerca para seguir.

-¡¿Te la tiras y luego la dices que pasas de ella?! ¿¡Por qué no se lo dijiste antes!? ¡Está enamorada de ti, hijo de puta!

Cada palabra es acompañada de una nueva patada, con lo que intento cubrirme mientras siento el dolor agudo, hasta que para y me levanta con brusquedad mientras me susurra que soy un miserable.

Yo intento defenderme, pero apenas puedo moverme, sintiendo como mi cuerpo apenas puede soportar más. Además la sensación de culpa y de que merezco aquello tampoco ayuda.

Mientras continuamos con la pelea logro darle un par de golpes, pero vuelve a darme varios puñetazos seguidos. Ni siquiera se detiene cuando la voz de Airi resuena en todo el patio, chillando histérica.

-¡No, Tamao, por favor! ¡Ayuda, por favor!

Mientras Airi pide ayuda, intenta sin éxito detener a su hermano, sujetándolo como puede.

-¡Va a pagar por lo que te ha hecho! –Añade Serizawa tras empujarla, volviendo como loco a por mí, a pesar de que apenas me mantengo en pie.

-¡Ya está bien! ¡Déjalo por favor! ¡Ayuda!

Veo como ella vuelve a por su hermano, pero al fallar cambia de estrategia, poniéndose delante de mí.

En el momento en que Serizawa la empuja con demasiada fuerza, tirándola al suelo, aparecen varios en el patio corriendo, acercándose rápido a detener a Tamao.

Tokio, Izaki y Chuta sujetan a Serizawa con dificultad, mientras Makise se acerca a mí con preocupación, levantándome mientras me nombra una y otra vez. Siento un gran mareo y apenas puedo mover mis músculos. Creo que voy a perder la consciencia.

El capullo del enano se suelta del agarre tras darle de hostias a sus amigos, menos a Tokio, a quien trata con más delicadeza, volviendo a mí a la vez que Airi corre suplicándole de nuevo entre llantos desgarradores que pare.

Lo último que veo antes de comerme otra vez sus puños es a Tokio correr a detenerla, después todo se vuelve negro y silencioso.

* * * P.V.A * * *

Dejo de forcejear en los brazos del amigo de mi hermano, mirando con los ojos muy abiertos por el miedo a Genji tirando en el suelo, inconsciente.

Parece que todos estamos igual de estupefactos y temerosos al contemplar la escena, pero mientras transcurren los segundos y él no se mueve lo más mínimo, el pavor aumenta.

- Genji... –Consigo murmurar, escapando del agarre de Tokio para arrodillarme rápido junto a él, mientras mi hermano sigue sujeto por los tres tíos que quedan. -¡No respira, llamad a una ambulancia! –Grito desesperada mientras el miedo se apodera de mí, pasando a hacerle la reanimación de primeros auxilios a la par que escucho al chico de la cicatriz hablar por el móvil pidiendo ayuda.

Cuando consigo que vuelva a respirar empiezo a nombrarle para que me responda si está bien, pero parece que aún es pronto y sigue inconsciente. El alivio me hace suspirar al conformarme con que no esté muerto, y veo que sus amigos se acercan para cerciorarse de que todo va bien. El rubio sigue sujetando a mi hermano.

De reojo veo como Tamao se suelta de las manos de ese chaval, y se da media vuelta para alejarse sin decir nada, con una tranquilidad que me deja boquiabierta. Casi lo mata... debería no habérselo contado, porque ahora va a tener problemas.

Pasada media hora me encuentro en el hospital más cercano al instituto, de pie junto a la puerta de la habitación donde está Genji, aún en observación.

Le miro por el cristal de la ventana que hay al lado, por los huecos de las persianas para evitar que me vea mientras limpio las lágrimas que resbalan por mis mejillas, mezcla de miedo, rabia e impotencia.

-¿Y tú quién eres?

Me giro de inmediato al escuchar una voz grave tras de mí, que pertenece a un hombre alto de pelo largo engominado hacia atrás. Está acompañado de dos tíos, uno de los cuales me suena muchísimo. Es el que me recibió en la casa de Genji la primera vez.

Deduzco que estoy ante el padre de Genji. El jefe del grupo Ryuseikay. De inmediato me limpio las lágrimas, contestándole con un susurro.

-Nadie, señor. Dígale que lo siento mucho. –Agrego con voz más firme, comenzando después a alejarme mientras ellos me miran unos segundos, para después entrar en la habitación.

Debo ir a ver a Tamao. Sé que a pesar de estar muy cabreado tiene que haberle afectado ver como casi lo mata. Él no suele perder la razón nunca, y mientras peleaba no lo reconocí. Jamás le he visto tan fuera de sí mismo, y espero no verlo nunca más de ese modo porque da verdadero miedo.

Si Genji presentara una denuncia, seguramente mi hermano tendría serios problemas porque ya está fichado y ha tenido sus encuentros con la policía. Pero francamente eso no es lo que más me preocupa, porque no creo que haya repercusiones legales. Lo que me preocupa es que empiecen una guerra de verdad y esto se convierta en un infierno. Y también tengo miedo de que el padre de Genji pueda mover sus hilos por esto.

No sé qué pensar sobre nada, y eso me tiene totalmente aterrorizada, por eso quiero hablar con Tamao y ver qué piensa. Todo va de mal en peor.

I wanna changeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora